viernes, 13 de febrero de 2009

ESE GRAN INVENTO DEL TURISMO


L
ejanos quedaron los tiempos en los que el turismo era “un gran invento” propio del desarrollismo español del tardofranquismo. El sol y la playa como productos de exportación y como garantes de balanzas económicas positivas, ha quedado como elemento trasnochado ante nuevas realidades del sector. Con fuerza han irrumpido en los últimos años realidades como el turismo cultural, el de interior o incluso concretando mucho, el gastronómico o el enológico. Albacete se ha dado cuenta de que algo tiene que cambiar. Se abren nuevos campos de acción y la ciudad no se puede quedar atrás en la adquisición de nuevos retos de futuro.

Queda claro, y así lo ha manifestado el concejal de Promoción Económica del Consistorio, Ramón Sotos, que Albacete no cuenta con un casco histórico atractivo (culpables de que no lo tengamos hay que buscarlos en la historia), y que aquí tampoco hay playa. ¿Solución? Reivindicar lo que tenemos y enaltecerlo. Habrá que aprovecharse por tanto de la declaración de la Feria como evento de Interés Turístico Internacional y propiciar que lo que nos caracteriza sea punta de lanza de la promoción de la ciudad. En ese ámbito, el Plan de Dinamización Turística se conforma como elemento de máxima utilidad para abrir nuevas vías de negocio, que al fin y al cabo, es lo que interesa. Seamos francos y hablemos claro. Ante la galopante crisis que sufrimos, el aprovechar cualquier resquicio que nos permita nuestra maltrecha economía, se antoja necesario.

Utilicemos pues nuestros recursos. Agitemos en la coctelera un poco del atractivo de nuestra tricentenaria Feria, aprovechemos las magníficas instalaciones congresuales de las que disponemos, añadamos unas gotas del potencial que tiene el centro urbano (con una atractiva oferta hostelera), y aportemos algún que otro ingrediente como la Historia que nos hace ser lo que somos. Ese cóctel puede deparar agradables sensaciones al visitante que tenga la suerte de degustarlo.

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