martes, 24 de febrero de 2009

EL DEPORTE NACIONAL


P
arece que España sigue poniendo picas en Flandes... bueno, en esta ocasión en Hollywood. Después de que el año pasado Javier Bardem consiguiera el Oscar al mejor actor secundario del año por su papel de malencarado y mal peinado asesino en serie en la película No es país para viejos, este año le ha tocado el gordo (o mejor dicho, el calvo, que para eso la dorada y codiciada estatuilla es alopécica), a Penélope Cruz por convertirse en chica Allen en Vicky Cristina Barcelona. La verdad es que el papel le viene como anillo al dedo a Pe, que después de convertirse en digna sucesora de esas grandes maggiorattas del cine italiano como Anna Magnani o Sophia Loren en Volver, ahora sigue con esa estela en el filme de Woody Allen.

Aunque nunca ha sido santo de mi devoción, alabo el buen gusto que últimamente la actriz madrileña ha tenido en la elección de sus papeles. Lo suyo ha tenido dos lecturas. La facilona es haberse quedado con papelitos insustanciales que sacaban partido a su indudable belleza. Continuar enrolada a papeles de mujerona y de vez en cuando hacerse una peliculita para sacar cuartos. El camino difícil ha sido el que ella ha escogido, trabajándose papeles difíciles, arriesgando con proyectos por los que nadie da un duro y aprovechando sagázmente las oportunidades que les ofrecen algunos distinguidos realizadores, caso de Woody Allen.

Por todo ello, me alegro del premio conseguido (y de los anteriores). Lo malo es que, tal y como sucede en este país desde tiempos inmemoriales, seguro que a la Cruz le saldrán detractores por haber tentado el éxito. Así de cainitas somos en este país, que cuando alguien triunfa lo envidiamos con todo nuestro ser. Deporte nacional lo llaman. Lo más espúreo de nuestro ser digo yo. Pasó el año pasado con Bardem. Pasará ahora con Pe. Sucederá en el futuro con los que vengan. No vemos bien que otros saquen cabeza por encima de nuestro hombro. Les afeamos, los soslayamos, los enterramos, y total para qué. Para creer que somos mejores en lo que hacemos y disfrutar con nuestra absoluta nadería. That's life!

Lo que aparece como una foto fija en el cine de los últimos años (con actores que ruedan allende nuestras fronteras, con éxitos colectivos o individuales), también ocurre en otros ámbitos. Las artes, la política, el deporte. Sí. sí. ¿O es que creen que Rafa Nadal no es envidiado por sus éxitos? Seguro que habrá algún compañero que a pesa de la humildad del manacorí y de lo bien puestos que tiene los pies en el suelo, "sufrirá" con sus continuados éxitos. A Fernando Alonso también se le tiene especial tirria, aunque "el calvo de Telecinco/La Sexta", ha hecho mucho por lavar su imagen de pánfilo. Fíjense hasta donde llegan algunos que si alguno falla de forma clamorosa, nos reimos de sus infortunios. Y si no, piensen en el pobre de Carlos Sainz, del que creo que ya está pidiendo la nacionalidad en otro país.

¡Qué tropa!

2 comentarios:

Jesús Aragón dijo...

siempre hay alguna excepcion q confirma la regla....

yo no envidio tu éxito en tierras manchegas..... jejejejej..


un abrazo chiclanero...

Miguel A. dijo...

Haces bien... que aquí hace frío...

Un abrazo desde la llanura.