YA LLEGA EL ERE (I)

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cíamos hace unas semanas en EL PUEBLO...

Parecía que no iba a llegar, pero apareció revestido de un hirsuto semblante que no presagiaba nada bueno. Cara a cara se le ven las malas intenciones. Malas nuevas llegan con él. Dramas familiares trae consigo. No es una de las plagas bíblicas. Son ¡los ERE!, acrónimo que algún día un buen señor se inventó para denominar de forma elegantemente técnica lo que en román paladino es una señora patada en el trasero de los empleados para ponerlos de patitas en la calle.

Tan informados como estamos en la actualidad, lo del ERE ya no nos pilla desprevenidos. Sabemos qué es y cuando en un telediario se menciona o se escribe en un periódico, nos echamos a temblar. El expediente de regulación de empleo es amargo, triste, desolador... ¿necesario?

Según las empresas que están en crisis, absolutamente sí. Según los trabajadores que también las pasan canutas al no poder llegar a final de mes, rotundamente no. Y en estas nos encontramos con que en Albacete tenemos algunos ejemplos de lo que es la aplicación de un expediente de estas características. Los empleados de Maestranza, ONO y la Clínica del Rosario lo llevan sufriendo desde hace unas semanas. Días de incertidumbre porque no saben qué pasará. La empresa presenta el papelito y aunque eso no signifique que inmediatamente estén en el paro, sí que lleva a los currantes a una situación desesperada.

Habitualmente una empresa que presenta un ERE es porque necesita emprender su particular Operación Salida. En época de bonanza, las plantillas se inflan para poder dar respuesta a una demanda que quizá no es tan real como aparenta. Las vacas flacas llegan y el ajuste oferta-demanda hace que sobre personal. El ERE llega, se instala en nuestras vidas y engorda las cifras del paro. Alguien debería decirle a las empresas que no es tan fácil. Merece la pena que algunos cambien el chip ante tanto desastre económico y tanto ERE indiscriminado.