lunes, 16 de marzo de 2009

UN AGOBIO MENOS


V
amos a dejar la demagogia en fuera de juego y apostar por el jogo bonito a la hora de dejar claras unas cuantas cosas cuando tenemos que hablar de impuestos. Seguro que les sonará la cantinela neoliberal de ciertos partidos que dicen en tiempos de crisis como los que corremos, que hay que bajar impuestos urgentemente. Es una propuesta respetable, pero para nada acertada, y es que una cosa es hacer que la ciudadanía pague menos tributos y otra muy distinta es que una ciudad (pongamos por caso, Albacete), tenga una presión fiscal menor en comparación con otras ciudades del entorno.

Bajar los impuestos porque sí revela una absoluta demagogia por parte del político que lo diga (y lo ponga en práctica), ya que eso sólo va a servir para que el Estado del Bienestar se resienta. La ecuación es fácil: menos dinero en la caja, menos dinero para invertirlo en lo que el ciudadano necesita. ¿Lo ven claro, no?

Otra cosa es lo de la carga fiscal de cada uno. Según el Ránking Tributario de los Municipios Españoles, Albacete es una de las ciudades del país que se encuentra en las posiciones medias en cuanto a este capítulo. Circunstancia similar experimenta si comparamos las cifras tributarias albaceteñas con las del resto de capitales castellano-manchegas.

Un análisis pormenorizado desvela que el Impuesto de Construcciones, Instalaciones y Obras es el “rey” de los tributos a pesar de la crisis del sector de la construcción. Aún así, la hacienda municipal sigue haciendo caja gracias a este concepto, aunque las maltrechas arcas de los Ayuntamientos españoles, no hacen ascos a sacar dineros de la matriculación de vehículos o de los recibos del IBI, impuesto en el que la ponencia de valores la pone el ministerio de Hacienda, pero es el Consistorio el que recauda, todo ello con una única finalidad: dotar de servicios a la ciudad, algo que con bajada de impuestos no se puede hacer.

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