lunes, 16 de marzo de 2009

POLIÉDRICA PATTI


S
i un marciano aterrizase en la tierra no tardaría en descubrir que es una bohemia. Dice que aún no está preparada porque tiene “muchos libros por leer”. Además, asegura que está viviendo una nueva etapa en su vida. Pionera, iniciadora, instigadora, investigadora. Patti Smith lleva más allá el concepto de creadora. Ahora se revela como hábil e improvisada fotógrafa. Antes (y sin dejarlo), es poeta, música, cantautora, reina del punk sin quererlo e influencia de muchos que han seguido su estela.

La Patti fotógrafa no esconde su respeto, admiración y amor por el fallecido Robert Mapplethorpe, fotógrafo bisexual y compañero sentimental en 1966, en la que ella llama “primera etapa”. Juntos vivían en una estrecha habitación en el mítico Chelsea Hotel en pleno huracán bohemio de Nueva York. Él hacía fotos y ella escribía poemas. “Como no teníamos dinero ni mucho sitio, hacíamos toda la vida en la cama. Allí dormíamos, bebíamos, escribíamos, soñábamos, nos colocábamos (sí sí, también hubo drogas) y hacíamos el amor”, cuenta.

Esa primera etapa terminó cuando Patti empezó a contactar con los músicos del primerísimo punk neoyorquino. En poco tiempo se convirtió en la personificación del simbolismo francés mezclado con el rock and roll. Penny Arcade, actriz, cantante y la única mujer con la que Patti tuvo una relación sexual, la recuerda andando por las calles del Village neoyorquino: “Quería parecerse a Keith Richards fumar como Jeane Moreau, andar como Bob Dylan y escribir como Arthur Rimbaud”. “Es cierto que quería parecerme a Keith. Sigo siendo amiga suya”, explica. ¿Y de Dylan? “También. Es el tío más independiente que conozco. Hace realmente lo que le da la gana. Un auténtico outsider. Gracias a él pude grabar mi primer disco”.

Ese disco vislumbró la luz allá por 1975. Su primer y quizás mejor trabajo se llamó Horses y fue la chispa que encendió la explosión punk. Con 30 años se convertía en una estrella. Había pasado de trabajar en una fábrica, inspeccionando pañales para bebés, a ser un icono del rock. Mucha culpa de eso la tuvo la portada de julio de 1978 de la revista Rolling Stone. En la foto, de Annie Leibovitz, Patti aparece despreocupada, desafiante, sudorosa, despeinada y con una blusa transparente que dejaba ver su sostén negro. A ella misma le sorprendió. “Annie captó algo de mí que ni yo misma entonces conocía”, confiesa. La foto refleja un way of life arquetípico de esos años. Bohemia, impostura, rebelión. La androginia de Smith en esa imagen nos traslada a los 70. ¿Años salvajes? “Nunca fuimos tan salvajes como se cree. Fumaba marihuana, tomaba café y otras drogas por razones espirituales, no para divertirme”, explica la creadora de himnos como Because the night (compuesta conjuntamente con Bruce Springsteen). Que cada uno saque sus propias conclusiones.

Esta segunda etapa, la del éxito, se interrumpió en los 80 cuando conoció al que fue su marido Fred Sonic Smith (miembro de la banda MC5, también precursora del punk). Con él se exilió a Seattle, medio dejó la música y se dedicó a educar a sus dos hijos. El mayor, Jackson, tiene ahora 27 años y toca la guitarra. Jessie tiene 21 y actualiza el MySpace de su madre, que entre los amigos agregados están Beethoven, su adorado Rimbaud y Dostoiesvki. “Cuando apareció internet lo odiaba. El 11-M en Madrid me abrió los ojos. Vi que la gente sí se unía a través de la red y los sms. Podía recuperar el poder y decidir el Gobierno en España. Cambió para bien mi concepción sobre la tecnología. Aún así sigo sin tener móvil”. No sé por qué me viene a la cabeza una de sus canciones: People have the power. Pues eso, la gente tiene el poder.

En esta “cuarta etapa” (la tercera se considera aquella en la que volvió a la música gracias a la insistencia de Michael Stipe, de REM), Patti es feliz. Se siente más libre que nunca siendo un icono (aunque a ella no le vaya la etiqueta), y apuntando a ser alguien humanista en el sentido renacentista de la expresión. Viaja y expone en medio mundo. Acaba de estrenar Dream of life, un documental sobre su vida que toma su título del álbum que publicó en 1988, y además se interesa por la política. “Si en Estados Unidos gobernase Ralph Nader (Partido Verde) viviríamos en un mundo mejor”, asegura. También colecciona libros, algo que le interesa más que los discos. Escucha mucha ópera, mucho reggae y a John Coltrane, aunque se considera irredenta fan de Radiohead. De un nuevo disco, por ahora, nada. Lástima. Pero sí está escribiendo un libro, The traveler (El viajero), inspirado en su padre. Así que no parece dispuesta a perder ni un segundo más. Sea como sea, seguiremos disfrutando de la compañía de Patti, a través de sus fotos, de su prosa, de su forma de ser. Afortunados somos de poder escuchar una maravilosa versión del Gloria en la ajada voz de Miss Smith.

Hace un par de años, Patti publicó el que hasta el momento, es su último trabajo. Se llamó Twelve y en él recogía versiones... perdón, reinterpretaciones de temas que le han marcado a lo largo de su vida. En una reciente entrevista con el crítico musical Diego A. Manrique, Smith explica sus elecciones:

“Cuando intentas hacer un disco de versiones, quieres cubrir diferentes necesidades. Rendir tributo a tus maestros, desde luego, y situarte respecto a ellos. En mi caso, también quería tratar del presente, que es la guerra de Irak. Luego, están las coincidencias. Yo suelo soñar con canciones. Una noche soñé que estaba escuchando a los Doors tocando Soul kitchen. Al día siguiente me crucé con un camión enorme y en la cabina estaba sonando Soul kitchen. Durante una semana la escuché en muchos lugares. Así que miré hacia arriba y dije: De acuerdo, Jim Morrison, ya entiendo tu sugerencia”.

Twelve comienza con Are you experienced?, un tema poco interpretado de Jimi Hendrix, un Hendrix hasta reflexivo: “Le conocí fuera del escenario y no se parecía en nada al Hendrix salvaje de la leyenda. Era tímido y con una gran curiosidad intelectual. Tenía ideas revolucionarias: hablaba de juntar músicos de diferentes lugares para crear una Orquesta del Mundo. Había revolucionado la guitarra eléctrica y creo que buscaba una nueva misión: quería crear un esperanto musical”. Sobre los Stones también habla versionando Gimme shelter, “una canción tan arrolladora, tan buena para bailar, que quizá olvidamos que ofrece opciones. La letra comienza de forma ominosa; cuando la canto se me vienen a la cabeza fragmentos del Guernica de Picasso. Es un cuadro que me obsesiona. No dejo de visitarlo cuando paso por Madrid”. No podía faltar un tema de Bob Dylan: “Creo que no hay nadie que me haya influido tanto, desde la forma de vestir hasta las técnicas para componer”. Con estos amigos, es fácil.

Os dejo algunas perlas...



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