viernes, 1 de julio de 2011

EL TREN DEL OPORTUNISMO


H
ace aproximadamente un año, José Blanco y José María Barreda acariciaban el morro del pico de pato de uno de los trenes AVE que surcarían los campos albaceteños tras dejar atrás Madrid y Cuenca, y antes de adentrarse en la Comunitat Valenciana. Era el sueño de muchos, la infraestructura más deseada, la que conllevaría progreso y reactivación económica, amén de reforzar las conexiones ferroviarias entre las provincias de la comunidad autónoma.

Llegó diciembre y el sueño se hizo realidad. Saludamos al AVE como un anhelado maná en plena efervescencia de la crisis económica. Y supimos de más buenas noticias como el caso de que Toledo estaría unida con Albacete a través del nuevo tren. La red de malla terminaba de configurarse. Las cinco provincias castellano-manchegas tenían ya Alta Velocidad ferroviaria y la región se situaba a la cabeza en cuestiones de vías ferreas (sobre todo las de AVE, las que parece querer todo el mundo).

El caso es que las voces críticas fueron pocas. Algunos partidos y colectivos llamaron la atención sobre pérdida de frecuencias (sobre todo, más baratas), y sobre los altos precios de los billetes. Era algo pasajero, dijeron.

Pasaron las elecciones, cambiaron los gobiernos, y han ido apareciendo rumores, primero, y confirmaciones después. Esta semana nos trajo la mala noticia de la eliminación de la línea entre Toledo y Albacete, pasando por Cuenca. No es rentable dicen desde la operadora, porque los trenes iban vacíos. Ahora llegan las críticas, las de unos que avisaban de que esto iba a suceder alentando el fantasma del electoralismo con forma de AVE, mientras que los otros “invitan” a la Junta a que llame al orden a Renfe por suprimir este servicio. Lo que cambian algunos con unas elecciones...

Foto: Efe.

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