jueves, 8 de enero de 2015

La pasión según David Lean


Una de las perlas desconocidas de un gran maestro...

Séptima de las realizaciones de un David Lean ya familiarizado con la profesión (previamente había realizado obras tan estimables como Breve encuentro, Cadenas rotas u Oliver Twist), Amigos apasionados (1949) es una película que interesa por las influencias que toma de otros éxitos del cine de aquella época al tiempo que se detecta el interés de Lean por familiarizarse con determinados elementos expresivos del lenguaje cinematográfico.

Con un cuadro técnico que incluye nombres tan prestigiosos de la cinematografía británica como Oswald Morris o Ronald Neame, la película cuenta con un elenco interpretativo de nivel comandado por la bella y personalísima Ann Todd, el siempre eficaz Trevor Howard y el extraordinario Claude Rains, que logra en todo momento capitalizar el interés de la acción cuando se encuentra presente en escena. El juego de miradas entre los tres personajes en medio de la trama, la disposición de los actores, el montaje y el tono elegíaco de la música de fondo, ofrece lo mejor y más emotivo de una película que nunca fue estrenada en España en cine pero sí en televisión.

El argumento del filme (que parte de una novela de H.G.Wells), responde en buena medida a un patrón bastante extendido en el cine británico de aquel momento. Con él se pretendió emular el éxito de Breve encuentro, elemento que se acentúa fundamentalmente en ese rasgo de crónica cotidiana de una relación amorosa caracterizada por el pudor y el respeto a unas convenciones sociales. Al mismo tiempo la película sorprende por esas situaciones iniciales en las que de alguna manera se juega con los tiempos de la misma, retrocediendo hasta el origen de un romance que en algunos contados instantes parece querer desafiar el paso del tiempo. Y es que una de las limitaciones de la película estriba en la frialdad que caracteriza su desarrollo, aunque el pulso narrativo de Lean compensa con creces el resultado final.

En cualquier caso, Lean juega entre el melodrama que sabía cultivar con éxito y el suspense psicológico de forma en ocasiones desconcertante. En otros momentos se atreve incluso con audacias narrativas como insertar en la pantalla la expresión de un deseo.

Apuntes de maestría
Todo ello comporta un conjunto de variable interés, muy interesante en unas ocasiones e irregular en otras. En cualquier caso, Amigos apasionados se revela como una apuesta en la búsqueda de un éxito comercial, dentro de los parámetros de la segunda mitad de los años 40, y aún hoy día una producción que conserva todo su atractivo. Para más tarde, una década más o menos, David Lean gestaría algunas maravillas como Lawrence de Arabia, Doctor Zhivago o El puente sobre el río Kwai... Eso es otro cantar. Eso es jugar en otra liga.


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