jueves, 1 de enero de 2015

2015


Cuando Angus Pérez despertó, el presidente aún seguía allí...

Angus Pérez tenía trabajo. También tenía una familia (mujer y dos hijos en edad universitaria), pero lo que no tenía era un puto duro para llegar a fin de mes. Jodida crisis de los cojones. Alégrate que tienes trabajo, le decían algunos. Se alegraba, pero le entraban ganas de rebanar pescuezos con una katana. 

Angus era un buen tipo. Trabajo decente, empleado modelo, nunca daba problemas, con la familia, bien gracias... Pero estaba harto de un país que se parecía mucho a una escena de Un día de furia. Había perdido la confianza en su país, en los políticos, en las soluciones dichas pero no hechas. Había perdido confianza en sí mismo. Quería ser positivo. La crisis pasará y volveremos a aquellos años en los que no se había tantas estrecheces:

-Aunque no creo yo que veamos de nuevo aquello de tener los Porsches Cayennes ni la casita en la playa... Que va, que va. Esos tiempos ya pasaron. La gente mirará más por lo poco que tiene,- se decía el pobre infeliz.

Angus no sabía qué malabarismos perpetrar para llegar a fin de mes. La Navidad lo había crujido pero bien. Lo normal, claro. A la vuelta de enero a pagar la luz, el agua, el gas y unos cuantos gastos más con lo que se exprime del sueldo, porque la extra hace ya muchos años que no se ve. Los chicos también querrán ir a las rebajas de renovar algo de vestuario, que hace tiempo que no piden nada. La mujer se apaña con lo que hay. No quiere pensar qué pasaría si se quedara sin trabajo. El sudor frío le recorre todo el cuerpo, piensa en el futuro de sus hijos y le entran ganas de potar. "Será posible que estos inútiles del Gobierno no hagan nada". Es su mantra y el de tantos y tantos.

Angus vuelve a casa después de trabajar. Enciende la tele. Lola, su mujer, le pone el plato de garbanzos. Cocina de puta madre. "Qué suerte tengo de tenerla", piensa para sí Angus. ¿Qué haría él sin su mujer? La tele vomita noticias: los precios que bajan por sexto mes consecutivo, la prima de riesgo que cae a niveles de 2005, el ahorro familiar que se dispara hasta límites insospechados... Sale un político de medio pelo perteneciente al partido en el Gobierno y se manosea sus puercas manos en señal de triunfo. "Las cifras macroeconómicas dicen que ya estamos enfilando el final de la crisis", gorjea el hijoputa. No hay ni un periodista que le lance una pregunta descarada que le incomode. Triunfa.

Angus tiene ganas de dejar la cuchara y hacerle un feo a Lola con los garbanzos, pero la venera demasiado para hacer eso. Se deprime viendo la tele. Desahucios, protestas, colectivos pidiendo ayuda social, recortes, el reportaje de perfil humano sacando a estudiantes en el extranjero y media hora del futbolista de moda haciendo el gilipollas. Luego viene el tiempo. Hace calorcito y con eso nos conformamos. El país va bien.

Angus se pone un café antes de volverse al tajo. Mientras lo toma a sorbos apresurados, se agobia al pensar que apenas tiene vida social. No hay conciliación de vida familiar y laboral porque el patrón de eso no entiende. Cosas de rojos trasnochados. Antes de salir pitando para su puesto de trabajo, escucha de soslayo en la tele que el presidente del Gobierno ha anunciado que bajan los impuestos en el año entrante. Claro, hay elecciones... "En fin, algo bueno tendrá lo de votar", musita para si mismo. En el curro, un compañero le habla de esperanza, de que hay nuevas opciones políticas a las que votar:

-¡Sí joder! Son tipos bien formados, cultos y educados. Se llaman la NuevaPoliticaInterna. ¡Los NPI!,-aclara Gregorio, la sempiterna sombra de Angus en el trabajo.
-NPI... y, ¿qué proponen?
-Cambiarlo todo. Mandar a tomar por culo lo anterior.
-¿Y cómo lo van a hacer? ¿Cuál es su programa?
-No sé. Pero su líder habla que te cagas...
-Las palabras vuelan...,- sentencia Angus.

Angus vuelve a casa rozando las diez de la noche. Ni se para en el bar de abajo a tomarse una caña, quizás porque mira cada moneda, quizás porque ya no tiene ganas de que los vecinos y parroquianos le hablen de la crisis. Piensa en los NPI... "Ni Puta Idea me parece a mi que tienen". La vida le ha enseñado que las ideas son buenas cuando son realizables. Lo demás es vano. Angus cambia de tercio mental, vuelve a caer en que va de casa al trabajo y del trabajo a casa. No hay vuelta de hoja. Quiere "socializarse" y piensa que le gustaría sacar a Lola más a menudo. A ella le gusta el teatro, pero está caro. Los impuestos han subido y ya uno no puede ni darse el lujo de ir al cine o a ver un espectáculo. "Nos quedamos en casa viendo la tele".

Angus sabe que si ve la tele se cabreará más. No le gusta el fútbol, no aguanta los programas de moda, si pone un informativo le tocan los huevos con la corrupción. La corrupción es lo que más le jode. "Que unos tipos puestos por nosotros metan la mano, es para cortárselas", le dijo a su cuñado una vez, sabiendo que éste era votante del partido en el poder. Ya le daba igual cumplir con las formas. Se sentía robado.

Angus empieza un año nuevo sin felicitar a nadie. Quiere hacerlo dentro de doce meses, sabiendo qué ha pasado. Si es algo bueno, se alegrará por ello. Si es algo malo, mirará al futuro con cierto halo de esperanza sabiendo que a peor no podemos ir... ¿o sí? 

-Con qué cambiaría algo, ¿la katana o el voto?



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