martes, 7 de septiembre de 2010

LA FERIA DEL TERCER CENTENARIO

E
ditorial del especial de Feria publicado por el diario EL PUEBLO de Albacete.

Ya está aquí. Parecía lejano el 2010 y las celebraciones tricentenarias, pero ya ha llegado. Durante los dos últimos años hemos vivido acompasados entre la Declaración de Interés Turístico Internacional de nuestra Feria (otorgada en 2008) y los fastos del Tercer Centenario de la Confirmación del principal evento festivo de la localidad. Un gran caudal de información que desde las páginas de este medio hemos intentado ofrecerles con el mayor de los rigores.

Pero el camino emprendido no llega a su fin. La Feria del 2010 no es un punto final. El Tercer Centenario, como epítome de todos los proyectos, actuaciones, desarrollos, ideas... es una mera excusa para vindicar el nombre de la Feria de Albacete, no sólo como una fiesta (circunstancia importante, esencial), si no como un “artefacto” poliédrico que ahonda en las raíces del ser albaceteño para convertirse en un vehículo de propulsión económica de la provincia. La Feria crea riqueza y no existe ya escéptico que lo dude. Esta realidad califica ya de por sí la extraordinaria naturaleza de la Septembrina como catalizador del desarrollo y de la realidad de la ciudad.

Pero la senda hay que continuarla porque el Tercer Centenario no acaba en cuanto se clausure la Puerta de Hierros el próximo día 17. El Tercer Centenario tiene que continuar una labor que debe quedar como remanente para la realidad de Albacete. De momento, al calor de esta efeméride van a quedar apuestas como la mejora de infraestructuras (arreglos en las calles Feria y San Julián), adecentamiento de parques y jardines, un impulso decidido a las actividades culturales relacionadas o no con el ciclo ferial, y quizás lo que es más importante, poner a Albacete en el mapa, porque tanto la Declaración de Interés Turístico Internacional como el Tercer Centenario, han sido (y deben seguir siendo), dos trampolines para la imagen de la capital provincial. Es ahora, con parte del bagaje ya en el zurrón, cuando los réditos conseguidos se tienen que amortizar en distintos foros no sólo por el bien de la Septembrina como evento festivo y social, si no también para que Albacete deje a un lado la imagen arquetípica de capital de provincias, y convertirse así en una ciudad anclada en el siglo XXI que apuesta, sin renunciar a sus raíces, a convertirse en paradigma del desarrollo. Y pensar que todo comenzó en 1710...

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