miércoles, 29 de septiembre de 2010

¿BOLIS CAÍDOS? (I): CUARTO Y MITAD DE HUELGA


C
uando lean estas líneas estaremos en plena jornada de huelga general. Las consecuencias de la crisis han provocado esta convocatoria un tanto atípica. No lo es tanto en cuanto estamos en situación franca de riesgo económico (ya saben, esos brotes verdes anunciados hace un año y que han sido pisoteados por la frialdad de cifras terribles para la economía nacional), sino porque parece que todo el mundo quiere que este día pase como si nada, y a partir de mañana, hacer borrón y cuenta nueva.

Al Gobierno parece resbalarle un tanto este paro. No va a ser ni mucho menos como el de 1988, ni tampoco como el que atacó las políticas de empleo de Aznar en 2002. El Gobierno asume que debido a su debilidad y a su precario seguimiento de la huelga, ésta era un mal necesario, que no le va a hacer más daño del que le ha sobrevenido ya. Suficiente tiene Zapatero con lo suyo.

Por otro lado, el PP vive entre dos aguas. No quiere la huelga porque quiere ver arriconados a esos sindicatos a los que acusa reiteradamente de, como poco, “vividores”, pero no quiere que Zapatero salga de rositas. Así que, a estas alturas del partido, aún no sabemos como respira un Rajoy que ya nos tiene acostumbrados a estas indecisiones.

Por su parte, los sindicatos van a la huelga, pero como si no quisieran hacerlo. Convocaron tarde y mal este paro, su seguidismo de las recetas económicas del Gobierno en la era ZP, han arrojado una negra sombra sobre su independencia y el anquilosamiento de sus estructuras, hace que, tanto a UGT como a CCOO, se les vea como dos grandes elefantes que están a punto de enfilar el camino del cementerio. Ambas centrales esperan que esta huelga (mejor dicho, este “poquito” de huelga, este paro, con perdón), no sea el punto final de su camino.

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