viernes, 5 de diciembre de 2014

Oliva Sabuco. El olvido y la razón

Podría haber sido una mujer más. Una mujer del siglo XVI, de esas que por ser simplemente mujer, no eran nada. Pero Oliva eligió ser mujer y persona, y por ello tiró de rebeldía para enfrentarse a su mundo desde un pequeño pueblo de la Sierra del Segura para convertirse en una de las más eminentes humanistas que España ha dado.


La historia de Oliva Sabuco es injusta por el desconocimiento que existe sobre ella. El hecho de ser mujer ha pesado mucho en esta jugarreta que la Historia le impuso: el eliminar su rastro del olimpo de grandes nombres de la ciencia. Quizás también jugó en su contra el hecho de la controversia sobre sus logros. De nuevo, el hecho de ser mujer hizo que se quisiera negar la evidencia.

Pero, ¿quién fue Oliva Sabuco? En Albacete empecé a saber de ella. Un instituto de Secundaria lleva el nombre del padre. Leí algo sobre su vida en algún texto publicado por el Instituto de Estudios Albacetenses y luego me encontré con una referencia a su nombre en La habitación de Fermat, una película de hace unos años. Oliva no fue una mujer de su tiempo, porque ella supo ir más deprisa que los años que le tocó vivir. Oliva Sabuco es una humanista, concepción que creo atinada para describir los múltiples logros de una mujer que debe desprenderse del halo de olvido que le sobrevuela.

Hablamos de una España en la que reina Felipe II. La España imperial, donde no se ponía el Sol, donde gobernaba un rey a medio camino entre las tinieblas de sus profundas creencias católicas y su incesante cabezonería por saber y aprender. Porque el segundo de los Habsburgo que reinó en este país, por mucho que la Leyenda Negra inspirada por Guillermo de Orange quisiera ocultar, era un tipo ilustrado. En el retrato que Henry Kamen hizo de este monarca (Felipe de España, Ed. Siglo XXI, 1997), se ve a un rey preocupado por los avances de su época aunque la balanza se inclinara hacia un fanatismo e intolerancia justificada por su propensión a hacerle demasiado caso a la curia vaticana.

En ese contexto, el Renacimiento español llegó, se quedó un poquito, caló algo y se fue tal y como había venido. El aire fresco en la ciencia y las artes impregnó más a las segundas que a la primera, aunque de nuevo tuvimos que lamentar otra ocasión perdida para España. Da igual, estamos acostumbrados a perder trenes constantemente.

Quien sí se subió al tren renacentista fue una joven acomodada nacida en el seno de una familia radicada en Alcaraz (Albacete). Oliva Sabuco se aprovechó de un ambiente único en el seno familiar. La relación de su padre, un potentado boticario que luego probó suerte en la carrera política (fue procurador síndico y letrado), con los humanistas Pedro Simón Abril y Luis Vives, hizo que la joven Oliva se educara en casa bajo las enseñanzas de tan distinguidos preceptores y bajo el abrigo de una muy buena biblioteca en la que estuvo arropada por lecturas clásicas. Acudía regularmente a las tertulias ilustradas del pueblo donde completó enseñanzas y sin pisar suelo universitario se convirtió en una de las mentes más preclaras del país casi sin proponérselo.


Tan solo cuatro años después de desligarse de la tutela de Simón Abril, Oliva publicó en 1586 la Nueva Filosofía de la naturaleza del hombre, no conocida ni alcanzada de los grandes filósofos antiguos, la cual mejora la vida y salud humana. Compuesta por doña Oliva Sabuco. En resumidas cuentas, la Nueva Filosofía, un manual científico-filosófico y de medicina que Sabuco tardó menos de cuatro años en pergeñar y escribir, bajo la amenaza de una sociedad oscurantista y del riesgo de persecución religiosa. La Inquisición campaba a sus anchas y Oliva lo tenía todo para ser señalada: mujer y con "peligrosas ideas". Tan peligrosas como crear un corpus conceptual que atacaba la medicina tradicional procedente de las enseñanzas de Aristóteles, Hipócrates y Galeno.

Pero, ¿fue realmente Oliva Sabuco la autora de la Nueva Filosofía? Algunos autores lo discuten y se lo atribuyen a su padre Miguel, aunque los estudios más fiables y la lógica imperante, implican que fue la propia Oliva la responsable del texto. Su padre, únicamente trató de protegerla del Santo Oficio y para que no quedara "de mentirosa frente al Rey y la Inquisición". Luego, una rencilla familiar y el influjo de su segunda mujer, hizo que Miguel Sabuco impusiera la idea de que fue él el verdadero autor de la obra, aunque como ya he comentado, quedó desautorizada esta idea por postreras investigaciones.

Y es que no es baladí el debate sobre la autoría de una obra que es el culmen de la ciencia y la investigación a finales del XVI y principios del XVII: ideas novedosas sobre medicina, higiene y filosofía, demuestran una suma de conocimientos y una sagacidad poco comunes, especialmente en la manera sobre cómo atajar epidemias, observaciones sobre la circulación de la sangre (escasamente 30 años después de la muerte de Miguel Servet, quemado en la hoguera por sus investigaciones hematológicas), la localización del alma en el cerebro estableciendo una primacía orgánica de la masa gris sobre los testículos (según exponía Galeno), entre otras aportaciones singulares. La Iglesia, como es lógico, empezó a poner su vista sobre la Nueva Filosofía y Oliva Sabuco.

Sin embargo, ni la Iglesia ni la cerrazón social impidió que el tratado escrito por Oliva empezara a difundirse. Ediciones en Madrid, en Lisboa, en Braga... dieron fama a una obra que incluso vaticinó con siglos de antelación aspectos novedosos en las ramas de la Zoología (al hablar de que los animales comparten con los humanos cierta vida afectiva) y la política. Es curioso que en la parte de la Nueva Filosofía llamada Tratado de las cosas que mejoran la república, Sabuco hablara de la importancia del conocimiento de la naturaleza humana para el desarrollo de la política. Muy actual, como pueden ver.


La poderosa huella de Oliva Sabuco y de su Nueva Filosofía llega hasta hoy. En los últimos años han sido varias las monografías y los estudios dedicados a su figura y a su obra, incluso alguno llegado desde Estados Unidos, donde se publicó en 2007 por primera vez en inglés, la obra de Oliva Sabuco. A pesar de intentos últimos por hacer ver que fue Miguel y no Oliva, el autor de la Nueva Filosofía, las investigaciones más fehacientes sobre el contexto social y familiar de los Sabuco, indican que Oliva, a pesar de ser mujer en esa oscura España, tuvo la valentía y los conocimientos precisos para edificar una obra monumental. Una obra que nos ha llegado hasta nuestras días con plena vigencia y con la fuerza de una mujer memorable.

Démosle su sitio en la Historia.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Me gusta... que bonito es leer cosas culturales.... a pesar del 21%.

Juan dijo...

Me gusta... que bonito es leer cosas culturales.... a pesar del 21%.

Miguel A. dijo...

Bueno, yo no cobro impuestos por leerme...