martes, 10 de mayo de 2011

DEL PAPEL A LOS HECHOS


L
os ciudadanos exigen hechos. Obras son amores que decía aquel, y eso es lo que al final queda de una gestión política. Una promoción de viviendas, un arreglo de calles, un nuevo parque, suelo para un colegio o un centro de salud, juegos infantiles, una piscina... Esas son las cuentas que tiene que justificar un político cuando se presenta a concejal o a alcalde. Sus vecinos le exigen hechos materiales, por encima de promesas o de ideas, a veces un tanto difusas cuando no incongruentes, y que muchas veces se pierden como lágrimas en la lluvia.

Ahora que estamos en pleno mercadeo electoral con nuestros políticos vendiendo esos panfletos a los que llaman programas electorales (esos documentos que alguien dijo que están para no cumplirlos), están sobre el papel muchas propuestas, algunas procedentes de los vecinos que a través de reuniones se lo han trasladado a nuestros representantes, y otras, directamente sacadas de la imaginación de algún asesor. Probablemente en un tanto por ciento no muy elevado, esas propuestas llegarán a ver la luz. Es lo malo de este sistema. Decía hace unas semanas que nos hemos mal acostumbrado a ciertos aspectos de la democracia. En este caso, hemos normalizado el romper el contrato social que supone una promesa de un político con sus electores.

Pero me quiero centrar en ciertos proyectos que los ciudadanos de Albacete han conocido en los últimos años y que parece que se han estancado porque no hemos visto, palpado, tocado o sentido, algo físico que nos diga que ya están al servicio de los ciudadanos. Algunos tildarán de prosaicos ciertos proyectos como el desarrollo del futuro Plan de Ordenación Municipal, pero es lo que toca. Dicen que en el horizonte de 2020 se verán resultados tangibles, pero el ritmo al que vivimos parece imponer una solución más a corto plazo. Sin embargo, el futuro de una ciudad requiere pequeños sacrificios, como el esperar unos añitos para ver qué derroteros toma Albacete en su crecimiento urbanístico.

A veces que la alcaldesa y candidata socialista a repetir en la poltrona municipal, insista en su apuesta por una ciudad sostenible parece una cuestión menor, pero no lo es. Lo será para quien quiera centrar el debate en uno o dos asuntos puntuales, que siendo importantes, no son los únicos que hay que analizar para trazar el futuro de Albacete.

En definitiva, visión global y de futuro es lo que hay que valorar. El ejercicio de la política municipal es sinónimo de cotidaneidad, pero en esta aldea global, parece buen negocio apostar por proyectos comunes y aglutinadores en vez de prometer el oro y el moro una vez cada cuatro años.

Foto: fernandotellado.com

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