domingo, 1 de agosto de 2010

CHISMORREOS


A
rchiva la Fiscalía del Tribunal Supremo las pesquisas iniciadas para investigar el patrimonio del señor Bono. El PP se queda sin ariete contra los socialistas en un momento de la legislatura particularmente delicado. En un instante de alta incertidumbre económica, sin saber aún si las medidas del Gobierno que se han aplicado para empezar a sacar cabeza son eficaces o no (vista la descoordinación y la tardanza de Zapatero en asumir que los desacelerones era un frenazo en toda regla), y con las elecciones generales ya en el horizonte (sí señores, 2011 huele a precampaña), con indícios ambivalentes sobre el posible ganador de los comicios, toda artillería pesada que saque el principal partido de la oposición contra el PSOE es poco. Se han lanzado los populares a la yugular de la tercera institución del Estado, un hombre al que nadie había osado discutir su honorabilidad y que "caía bien" en todos los ámbitos. Sin embargo, el PP se juega mucho el año que viene en las elecciones autonómicas, donde quiere colocar a su número dos de presidenta de Castilla-La Mancha.

Y en este juego político hace unos meses empezaron a instilarse dudas, insidias, inquinas personales y políticas, chismorreos, algunas infamias y unas cuantas gotas de difamación. Tras las insinuaciones, las salidas de tono, las ruedas de prensa sobre los dineros y las actividades patrimoniales de la familia Bono, surgieron las denuncias en los tribunales. Si hay dudas, es la mejor salida. Hasta ahí, de acuerdo con el Partido Popular, pero es lastimoso que poco hayamos aprendido del arte de la política. Que después de un fallo tan cristalino como el de la Fiscalía del Supremo, la sombra de la duda siga incólume como serpiente de verano alentado por la infundada sospecha de algunos pocos que cuentan además, con la ayuda de cierto tipo de prensa amarillenta y poco dada a la contrastación, prensa que es respaldada precisamente por la derecha de este país.

Pierdan todo cuidado. El perdón y la retractación no van a aparecer por ningún sitio. Más de una vez lo he dicho en este espacio de opinión. En otro país, el difamador ya habría agachado la cabeza, habría pedido disculpas y se hubiera marchado a su casa con la macula de pervertir las reglas del juego. En España, no. Los que conspiran, los que lanzan piedras y esconden manos, callarán y buscarán nuevos resquicios para atacar al oponente. La honra significa poco, la decencia aún menos y entre unas cosas y otras, el oficio del político sigue perdiendo a marchas forzadas un prestigio que alguna vez creemos que tuvo.

2 comentarios:

ordago13 dijo...

En mi opinión todo esto fue un semi-montaje de pp para intentar echar un caso de anticorrupcion sobre el psoe y tapar asi un poco el caso gurtel.
Me joden los politiqueos porque no ayudan a la gente ni a las politcas.
Ka de cosas que se haráin bien si no todo se hiciera de cara a la audiencia, los votos o las elecciones.

Muy currado el articulo si señor.

Miguel A. dijo...

Gracias por echarle un vistazo... y tienes toda la razón. Nuestros políticos deberían pararse a pensar qué cosas están haciendo mal para tener a todo el personal hastiado de sus supinas gilipolleces...