martes, 26 de enero de 2010

CON EL MUERTO (NUCLEAR) A OTRA PARTE


S
e están pegando tortas (suponemos que amistosas), los ayuntamientos de Yebra y de Ascó por acoger un almacén nuclear, vulgo cementerio radioactivo. En plena marea de soflamas “verdes”, con todo eso del cambio climático, del cuidado del medio ambiente, del aprovechamiento de las energías alternativas y de instauración de la Ley de Economía Sostenible, nos desayunamos un día sí y otro también con la polémica por la instalación del cementerio nuclear en una u otra localidad.

Y entran en juego los políticos. En Guadalajara, mientras al alcalde de Yebra se le aparece el símbolo del euro por doquier imaginando lo que será el almacén de la cosa radioactiva, y la dirección de su partido le abre expediente por aprobar en pleno ser candidata a la instalación, viene Javier Arenas (posiblemente envalentonado por esas encuestas que le dan como vencedor en las elecciones andaluzas), y dice que no se le va a sancionar. Por detrás, le pasa Cospedal enmendándole la plana y abriendo el cisma entre mandamases populares. En Ascó, CiU amenaza con expedientar a sus cargos que apoyen la propuesta de acoger el ATC (que así se llama el invento).

¿Pero a cuenta de qué viene toda esta polémica? El dinero. Yebra y Ascó ven en el ATC una posibilidad de inversiones, empleo, riqueza... en forma de barriles con el signo de la calavera. En una época en la que algunos ven nuevas posibilidades a la energía nuclear, como el converso de Felipe González, suponemos que también se las verán al tratamiento de los peligrosos residuos nucleares. Sin embargo, estos municipios deben abrir los ojos. Ese cementerio no es el maná, no es la solución, porque ¿cuánta mano de obra especializada naturales de esos pueblos trabajarán en la planta? Sinceramente, pocos.

Esta “efusividad nuclear” surge por el ámbito de crisis y por la inacción y escasa valentía política de nuestros gobernantes a la hora de aplicar un verdadero cambio en el modelo productivo español. La Ley de Economía Sostenible está ahí. Es buena idea, pero éstas tienen que hacerse realidad. Otra cosa es igual a la nada.

2 comentarios:

Alfonso Piñeiro dijo...

plas plas plas, bravo, valiente y acertado. Mira, además, lo que acaba de publicar Factual: Lo que gana el municipio que acoja el almacén nuclear

Miguel A. dijo...

Interesante... aunque el Ministerio puede decir misa. Yo sólo te digo una palabra: Hornachuelos. El cementerio de El Cabril lleva allí al lado unos cuantos años y por el pueblo no conocen a muchos que trabajen allí (aunque inversiones sí es cierto que ha habido). Lo que pasa con el asunto nuclear es que hay mucha demagogia y mucha desinformación. Lo que yo digo a cuenta del ATC, de Garoña y de la madre que los parió es: ¿estamos con el modelo medioambientalista zapateril o estamos a otra cosa?