EL DÍA Y LA NOCHE

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riste realidad la que nos acompaña en estos cuatro años largos de crisis. Cuando es ahora el tiempo en que hace más falta una información veraz, contrastada, libre, ajena a todas perversiones ideológicas, es precisamente el momento en que el periodismo pasa por sus horas más bajas.

De ser los prismas con los que observamos y analizamos la realidad que acontece, las empresas de comunicación se han convertido en objeto de noticia por el incesante goteo de despidos en distintos medios y en los penosos cierres de muchos de ellos. Y de esta realidad no se libra nadie, ni grandes proyectos como el de Público ni pequeños medios que buscan acercar la realidad más próxima y cotidiana.

En Albacete cierra El Día, que aunque nunca llegó a plantearle batalla en ventas y difusión de los dos grandes periódicos de la capital, siempre ha contado con una plantilla de profesionales digna, activa y siempre dispuesta a dar un plus para sacar a la calle el mejor producto. Justo lo contrario que han demostrado sus actuales gestores.

Tengo claro que la caida en los ingresos por publicidad han sido una estocada grave que ha desangrado a estas empresas. Muchas de ellas no supieron adaptarse a los nuevos tiempos que corrían aparejados a la revolución que hace una década más o menos nos trajo internet; pero también queda cristalino que las ansias de negocio desorbitadas unido a que muchas de estas empresas han fiado su futuro a una relación para nada simbiótica con el poder político, ha precipitado el desahucio de las actuales formas empresariales de los medios de comunicación.

Mucho tendrán que pensar estos empresarios, en su mayoría sin tener puñetera idea de lo que significa el digno oficio de la información. Si es que información y negocio a veces son como el día y la noche. Y en este caso las luces la ponen los compañeros que se han ido a la puñetera calle por la torpeza de los mal llamados empresarios.

Créditos: beriodismo.com