miércoles, 6 de octubre de 2010

LA JUSTICIA UNIVERSAL... Y LA OTRA


L
a ciudad de Albacete tiene a gala ser un municipio integrador, solidario, abierto a todos. Su tupido tejido social y sus instituciones públicas trabajan conjuntamente para hacer desde lo local, algo mejor a nivel global. Mucho se habla de derechos humanos por estos lares. La gente está concienciada, la gente ayuda, pero a veces, no viene mal que venga alguien a recordarnos que echar una mano en beneficio del otro, sigue siendo una tarea en la que debemos aportar más.

El encargado de recordarlo en esta ocasión fue el juez Baltasar Garzón, alias el Perseguido. Refugiado en La Haya mientras no se da salida a las causas que se siguen contra él, Garzón pasó por Albacete para alertar de los peligros que tiene olvidarse de trabajar en pro de la cooperación al desarrollo, pero el magistrado jiennense no pudo obviar los grandes temas a los que ha unido su destino en los últimos tiempos.

En tiempos de globalización, la justicia cuenta en su debe con números rojos. Lo que puede ser perseguible en un país, no lo es en otro por mor de las jurisdicciones. Garzón se quiso saltar esa norma. Algunos pueden llamarlo prevaricador y quizá haya leyes que constaten que lo es, pero no se le puede negar un afán por demostrar que la Justicia es algo más que un concepto sobre el que lamentarse por si mal funcionamiento.

Esa Justicia Universal es, en la esfera nacional, lo que buscan los familiares de los casi 200.000 desaparecidos de la Guerra Civil que yacen en cunetas y fosas desconocidas. La derecha española se afana en seguir echando tierra sobre esos muertos, tierra metafórica en este caso, por eso ha instilado la duda sobre el proceder del juez. Una persona que al paso que vamos, convertiremos en mártir de causas que aunque él no lo quiera, parecer ser imposibles.

Foto: María Sanz.

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