miércoles, 30 de junio de 2010

QUEDARSE EN PELOTAS


O
en bolas, que para el caso es lo mismo, oiga. Menudo cachondeíto se ha montado con Sara Carbonero a cuenta de su labor en el Mundial de Sudáfrica. Va la chavala a la otra punta del mundo a que la observen más a ella que a los futbolistas, que se supone que son los protagonistas del evento. Que si estorba, que si está detrás de la portería, que si perturba la paz del equipo español, que si Casillas se despista. Parece que hay muchos medios de comunicación que tienen que rellenar páginas o minutos hablando de lo que no es necesario. Y Sarita está en el punto de mira. Primero fueron los ingleses, muy dados ellos a hablar de chuminadas varias con tal de poner un tinte sanguinolento al sacrosanto concepto de la información. Como en España somos muy de imitación (que se lo digan a Chiquito de la Calzada), cascamos en planillos y escaletas los devaneos en la banda de la toledana, ojo avizor a las andanzas peloteras de su novio, que por casuales de la vida, es también el portero de España.

La Carbonero, culpable de la derrota ante Suiza. Eso es lo que decían algunos medios internacionales cuyos titulares tuvieron eco aquí durante la pasada semana. Luego vinieron los análisis, los debates de barra de bar, los tertulianos que lo mismo te opinan del posado de la Obregón que de la táctica de Del Bosque, y miles de chorradas varias con un único punto en común: ¿desestabiliza Sara a su novio? ¡Albricias! ¿Reforma laboral? ¿Crisis? ¿Déficit? ¿Quién dijo que éstos eran problemas?

Sara en pelotas (figuradamente hablando), y su temple profesional en entredicho. Salta entonces al terreno de juego el presidente de los periodistas madrileños, diciendo que a Sara debe darle vergüenza su ubicación en el campo (detrás de la portería). Mezcla Urbaneja churras con feministas, abanderando la campaña “Salvemos a Carbonero”, cuando le hace flaco favor. Ética, moral, deontología. Altos conceptos en boca del serio periodista en busca de una ¿defensa? de la “telecinquera” reportera, que maldita la gracia le hará a ella. Pardiez, qué mal está el mundo de la información.

Para adobar aún más la salsa (rosa), la casa que paga a la manchega, salió en su defensa el sábado pasado, arrementiendo contra Urbaneja y contra todo aquel del frente “anti Carbonero”. Cierto es que la razón está de parte de los Vasile boys, pero congraciarnos con la causa “carboneril” escuchando los alegatos de profesionales de los higadillos y las vísceras, me parece tan repugnante como querer ser un defensor del buen periodismo sin tener ni repajolera idea del buen trabajo que algunas están realizando a miles de kilómetros... aunque su “churri” esté a unos metros.

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