S
inceramente, más de uno se va a alegrar de que llegue la Feria. A los fastos del III Centenario y las ganas de juerga del personal, se va a unir (eso esperamos), el fin de las obras que mantienen abiertas varias calles de los alrededores de la Sartén. Los sufridos viandantes y los amortiguadores de los coches, lo agradecerán.
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