miércoles, 16 de junio de 2010

LA EUROPA DE ENTONCES (Y LA DE HOY)


L
isboa y Madrid fueron testigos hace exactamente 25 años de un hito histórico: la firma del ingreso de Portugal y España en la Comunidad Económica Europea, una oportunidad única para dos países que querían engancharse al tren del progreso que representaba la Europa en la que se reflejaba el fulgor de países como Alemania o Francia.

Un cuarto de siglo después, la actual Unión Europea cuenta con 27 socios y moneda única, configurándose como uno de los actores principales en la geopolítica mundial. El euro es referencia económica en todo el orbe plantándole cara al poderoso dólar.
Sin embargo, durante la celebración de esta efeméride, los protagonistas de la misma alertaron de la situación en la que se encuentra actualmente la Europa comunitaria. La crisis ha destapado las vergüenzas del sistema productivo, totalmente inadaptado a las nuevas corrientes económicas y despojado de toda defensa ante los embates de una recesión fortísima que, aunque surgida en Estados Unidos, donde más afecta es al Viejo Continente.

Nos queda la cuestión de la irrelevancia. La UE corre el peligro de perder protagonismo ante el empuje de nuevas potencias emergentes como China, India o Brasil, mientras que Estados Unidos mantendrá su palmito de “primera vedette”, por muchas crisis que azoten su sistema económico. La UE tiene que reivindicarse para no caer en un papel secundario. Para ello, tiene que vertebrar resortes no ya para salir de esta crisis, sino para impedir la germinación de similares escenarios. Ojo, si no se cambian hábitos, la próxima crisis ya está a la vuelta de la esquina.

Veinticinco años dan para mucho. España ha aprovechado su adhesión a la Europa comunitaria para avanzar a pasos agigantados, pero ha pasado el tiempo de ser el hermano pobre del club porque ahora tenemos por detrás a otros socios. El futuro está a la vuelta de la esquina. Falta por saber si podremos mirarle a la cara.

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