lunes, 28 de diciembre de 2009

KILÓMETROS DE CELULOIDE (Y II)

A
ston Martin DBS, Ford Mustang GT 390, Plymouth Fury 1958, Ford Gran Torino Sport 1972 y Checker Marathon. Cinco máquinas. Cinco coches míticos que fueron inmortalizados en la gran pantalla y que forman parte de nuestros sueños. Hace unos meses (concretamente en julio), entregábamos la primera parte del reportaje sobre coches de película míticos. Ajústense los cinturones, dejen las palomitas a un lado y apretemos el acelerador para hablarles de otros cinco modelos con protagonismo en el Séptimo Arte.

Plymouth Valiant 1971
El Plymouth Valiant de 1971 es uno de los grandes héroes de la historia del cine... y uno de los olvidados. Este carismático modelo, conducido por Dennis Weaver intentando escapar del oxidado y homicida diablo sobre ruedas -un camión Peterbil 281 de 1955- es todo un clásico del cine, aunque la película (cuyo título original era Duel, luego trasladado al español como El diablo sobre ruedas), fuera concebida originariamente por Steven Spielberg para la televisión. Su color rojo brillante, escogido por el director para que resaltara mejor frente a los colores ocres del desierto, su imagen de fragilidad frente al espeluznante camión... y su capacidad de aguantar todo tipo de ataques le hacen merecer el título de automóvil más sufrido de la historia del cine... con sacrificio final incluído.



Tucker Sedan 1948
Una joya de la automoción. El Tucker Sedán de 1948, del que sólo se produjeron 51 unidades es la plasmación absoluta del sueño de un hombre -Preston Tucker, promotor y dueño de la empresa del mismo nombre- y de cómo la (cruda) realidad de un mercado controlado por grandes corporaciones puede dar al traste con el mismo. El Tucker y sus diferentes variantes tuvieron una vida larga. Nada menos que de 1959 a 1982. Su efigie llegó a ser tan típica de Nueva York como el Empire State o el Rockefeller Center. Francis Ford Coppola inmortalizó (en Tucker, un hombre y su sueño) la lucha épica del fabricante de este super-avanzado vehículo para la época: perímetro envolvente anti-choque, un motor de prestaciones y concepción muy superiores a las de sus competidores de entonces, una luz central a lo cíclope que se orientaba según la dirección de las ruedas... Todo hecho para luchar contra las Big three las tres grandes empresas de la época: General Motor, Ford y Chrysler.



DeLorean DMC-12
El Delorean -llamado así también como modelo porque su fabricante, DeLorean Motors Company, sólo llegó a sacar un vehículo-, este DMC-12, que fue inmortalizado como singular máquina del tiempo en las sucesivas entregas de Regreso al futuro. Si bien el primer prototipo apareció a finales de los 70, lo cierto es que la producción del mismo solamente se realizó durante un año (de 1981 a 1982), hasta que la empresa quebró y su promotor, John De Lorean, fue arrestado acusado de tráfico de estupefacientes, aunque posteriormente fuera exonerado de todos los cargos. Sus puertas de alas de gaviota, su carrocería metálica de acero inoxidable y el resto de detalles de su espectacular y único diseño -concebido por el célebre italiano Giorgetto Giugiaro-, le aseguran ya un lugar propio en la historia... y hay noticias de que, posiblemente, el DMC-12 vuelva a fabricarse, con cuentagotas, de la mano de un empresario norteamericano.



Ford Mustang Mach 1
Atención: ¿quieren saber quién es uno de los pocos coches que ha tenido tratamiento de estrella en una película? Pues nada menos que Eleanor, el nombre que se le concedió a esta auténtica maravilla de Ford Mustang Mach 1 de 1973 para su participación en el film Gone in 60 seconds. Este nombre, además, se hizo extensivo tanto a la secuela como al remake -60 segundos-, realizado en el año 2000 sobre las peripecias de un ladrón de coches que ha de robar 50 potentes vehículos en menos de un día, interpretado por Nicolas Cage. Con todos los respetos a Angelina Jolie, la verdadera belleza de esta película volvía a ser Eleanor, esta vez una adaptción de un Mustang de 1967.



Jaguar MK VIII 1957
Si todo es simbología en Vértigo (De entre los muertos) una de las más grandes películas de la historia del cine -colores, palabras, sueños, interpretaciones-, la misma no podría dejar de empapar a todo lo que aparece en dicha película, coches incluídos. Si la de Bullitt es la mejor persecución jamás filmada, el seguimiento que hace el detective privado ‘Scottie’ Ferguson de la misteriosa Madeleine Elster, al suave ritmo del score de Bernard Herrmann es una joya para todos los amantes del cine. Hermann ya acompañó con su composición (la última que hizo), los recorridos nocturnos en su Checker Marathon de Robert de Niro en Taxi driver. Volviendo al filme de Alfred Hitchcock, Kim Novak, que encarna a la fantasmal Madeleine, recorre las calles de San Francisco al volante de un Jaguar MK VIII de color verde mientras que el detective, encarnado por James Stewart, la sigue en un Desoto Firedome Sportsman Hardtop Coup del 56, de color blanco. Su periplo, a medio camino entre el vagabundeo sin rumbo fijo -de ella-, y la obsesión de él por intentar entender una realidad que se le escapa, configuran una persecución automovilística que más parece una cortejo. Finalmente, y por si alguien dudara del simbolismo que tienen los coches en esta película basta con ver el coche de la tercera parte del triángulo. El de la aburrida solterona Midge (papel interpretado por Barbara Bel Geddes), eterna pretendiente de Stewart, que tiene un convencional Volkswagen... de color gris.



En total, el repaso ha acudido a diez coches míticos, a diez referencias que se han convertido por derecho propio en protagonistas de nuestros sueños... cinéfilos.

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