jueves, 8 de octubre de 2009

CAMBIO DE MODELO (Y DE MENTALIDAD)



Q
ue los grandes titulares en los próximos años (o decenios), van a corresponder a las economías emergentes, caso de Brasil (y sus Juegos Olímpicos), India o China, es una realidad innegable. Están comiendo el terreno a velocidad de crucero al establishment tradicional de poder económico. En la raíz de esta rápida evolución que sufren estos gigantes están los cambios ejecutados en su “maquinaria interna”. Las transformaciones políticas en unos casos, sociales en otros y económicas en la de todos, han surtido el efecto deseado y en pocos años, serán los países reseñados los que tiren de la locomotora mundial, aunque aún está por ver cuál va a ser el peso político ejercido o si éste va a ir estrechamente ligado a la variable económica.

Estas transformaciones han hecho posible que un país a la postre tan hermético como la China comunista haya sido capaz de organizar unos espléndidos Juegos Olímpicos, que sea motivo de admiración por sus reformas económicas al que todos miran buscando explicaciones de su “milagro”.

Esos cambios también han llegado a la ciudadanía. Lo que hace años era impensable ahora se ha convertido en una esperanzadora realidad. Grandes ciudades como Shanghai han hecho caso omiso a la política del hijo único impuesto por el Gobierno y han dado esperanza a miles de familias. Al hilo de este suceso, las autoridades chinas han cambiado su percepción sobre la adopción internacional. Recordando las terribles imágenes de los orfanatos en el reportaje Las habitaciones de la muerte (en el video que acompaña a este artículo se puede ver una parte), donde antes se buscaba una liberación para millones de niños que debían ser abandonados por sus padres por prescripción gubernamental, ahora toca la política del reagrupamiento familiar. Mucha culpa de ello también la tiene el endurecimiento de las condiciones impuestas para adoptar niños chinos. En pocos años, el gigante asiático ha retrocedido puestos en esta clasificación, ya que países como Tailandia o Nepal han superado en este apartado a China.

Cambios por doquier. Aunque aún esperamos que algunos de ellos redunden en una democratización real del país. ¿Será una espera como la de Godot?

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