domingo, 20 de septiembre de 2009

PERLAS DE MADRUGADA

L
as noches dan para mucho. Dormir, comer, hablar, salir de fiesta, amar, compartir... y ver la televisión. Si se es insomne, tienes a tu disposición una variada oferta... espera, espera, cambio lo de variada por insufrible caterva de programitas “sacacuartos” que además son un engaño masivo para mentes cándidas.

Sin embargo, hay vida más allá del cutrerio. Algunas cadenas se alejan del putrefacto panorama que campea por las parrillas y nos regalan (eso sí, a horas intempestivas), algunas maravillas. En TVE podemos hallar alguna cosilla estimulante como El coro de la cárcel y todo lo que se ponga en La 2, que todo el mundo dice que su programación es la hostia pero nadie la ve.



En el bando de las privadas, las sorpresas vienen en forma de series (por lo general estadounidenses) que tienen una pinta buenísima, oiga. Y si no, enchufen La Sexta. Después del programa de Buenafuente (loas superlativas al genio de Reus), la cadena de Mediapro nos muestra qué es una buena serie, empezando por esa maravilla que es Rockefeller Plaza, una idea original de una actriz y guionista llamada Tina Fey. Algunos de ustedes la recordarán de una imitación impresionante que hizo de Sarah Palin en la última campaña de las presidenciales de Estados Unidos. Pues bien, esta señorita (o señora, la verdad es que no lo sé), lleva unos añitos dirigiendo y coordinando los guiones del Saturday Night Live, ese veterano programa que en España no tuvo éxito en Cuatro (probablemente porque ni se emitía en sábado ni en directo... lo de la noche, sí).



La Fey es la que ha revitalizado este show de donde han salido en el último cuarto de siglo los mejores comediantes de Estados Unidos: de John Belushi a Eddie Murphy, de Steve Martin a Dan Aykroyd, de Billy Crystal a Ben Stiller. Luego se embarcó en Rockefeller Plaza, donde apoyado en un impresionante Alec Baldwin, destripa las miserias de las cadenas de televisión. Humor ácido, negro, del bueno.

La Sexta también emite cositas como Me llamo Earl o ¿Cómo conocí a vuestra madre?, ésta última un fenómeno allá donde se emite porque ha creado a otro de esos personajes que calan en la comunidad televisiva: Barney Stinson, un mujeriego empedernido, ególatra hasta más no poder... pero con una gracia irresistible. El que se mete en este papel es Neil Patrick Harris, que triunfó a inicios de los 90 con la serie Un médico precoz.



El ex agente Mulder de Expediente X tiene ahora las pintas de un escritor, a veces en crisis, que tiene un pequeño problema (según se vea): le gusta demasiado el sexo. La serie la emite Cuatro y se llama Californication. La misma cadena que también tiene a House en plantilla, fichó la temporada pasada a un forense con ánimos asesinos: el encantador Dexter, otra serie superlativa por sus tramas y su definición de los personajes.

Y ésto sólo es un aperitivo. Busquen, busquen en la parrilla y si no tienen mucho que madrugar, encontrarán verdaderas maravillas. Si a estos pequeños consejos le unen Los Simpson, Futurama, Padre de familia o Perdidos, pueden decir ya que ven toda (o casi) la buena televisión que se emite en este santo país. Amén.

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