martes, 15 de septiembre de 2009

CLASE AVANZADA SOBRE EL ARTE DE LA POLÍTICA



S
iempre hubo clases. En los países de nuestro entorno se han vivido en los últimos días dos debates políticos de calado. Alemania celebra elecciones legislativas el próximo día 27. Tras una campaña constructiva, elegante, de guante blanco y trufada de elementos positivos para que los ciudadanos acudan a votar con argumentos sobre la mesa, se presentaron los dos candidatos con opciones de alcanzar la Cancillería: la democrata-cristiana Angela Merkel y el socialdemócrata Frank-Walter Steinmeier. La paradoja de este enfrentamiento es bien conocida. Ambos son enemigos acérrimos pero con la particularidad de ser socios de Gobierno tras los comicios de 2005. Tras unos apretados resultados, Alemania vivió lo insólito: los dos grandes enemigos se aliaban por el bien del país. La locomotora de Europa volvía a dar una lección de para qué sirve la buena política.

El debate entre Merkel y Steinmeier dista mucho de lo que se puede ver por estos lares. Frente al insulto, el distanciamiento. Frente a la ausencia de ideas, programa. Frente a la hueca palabrería, hechos. Claro, que las buenas relaciones entre una y otro, en Alemania ya se lo toman a choteo y el “duelo” se vio más bien como un “dueto”.

En nuestra vecina Portugal también tienen comicios. Los socialistas parten con ventaja y todo parece indicar que Jose Socrates se hará de nuevo con la mayoría. Para evitarlo, la oposición socialdemócrata agita el fantasma del españolismo (ver para creer), acusando al primer ministro de vivir un idilio con el país con el que comparte península. Los bajos fondos fueron más frecuentados en Lisboa que en Berlín, sin embargo, se habló de futuro y de soluciones a la crisis.

Recuerden qué ocurre en un debate en España. Piensen que ponen sobre el tapete uno y otro e imaginen un escenario de empate técnico real (no el que a menudo dan las encuestas), entre PSOE y PP. ¿Creen ustedes que es posible reeditar el ejemplo alemán? Podría ser hasta beneficioso, sin embargo, siempre hubo clases, también en esto de la política.

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