jueves, 27 de julio de 2017

No es lo mejor de Yllana

Y no lo es porque creo firmemente que Yllana va a seguir deparándonos grandes momentos en el futuro. Ahora que he captado vuestra atención, vamos a sumergirnos en lo nuevo que no es nuevo de esta compañía que cada vez que viene, nos hace un poquito más felices.

Lo mejor de Yllana es un refrito (fuera connotación peyorativa) de grandes momentos de estos chicos que llevan un cuarto de siglo (¡bravo!) realzando el teatro del gesto mezclado con un humor ciertamente corrosivo que se ha convertido en marca de la casa (¡qué cracks!). Un humor que lleva a deconstruir costumbres, usos y escenas de la vida cotidiana alcanzando altas cotas de absurdo. Lo curioso es que en ese absurdo puede que nos sintamos mejor como seres humanos, digo yo... Y en Chiclana, esos seres humanos entraron al trapo de la celebración montada por la compañía. Con el teatro lleno, el mero gag de presentación ya punzó las ganas de pasarlo bien de la gente (vale, el chiste es malo pero es que no trabajo con ellos)...

No es moco de pavo saber hilar varios sketches de entre los cientos pergeñados por Yllana en estos 25 años. Hay que saber tocar la fibra de la gente, descuadrarlos con la dosis perfecta de humor absurdo y frenesí interpretativo de los actores. Por cierto, los actores. Tengo que nombrarlos porque a uno, que es actor aficionado, se le caen las babas a borbotones (que asco) con ese dominio escénico, esa simpleza a la hora de interactuar con escenografía y atrezzo y en esa maestría en el uso del tempo dramatúrgico. Fidel Fernández (uno de los fundadores de Yllana), Luis Cao, Juan Fran Dorado y Jony Elías, componen un cuarteto demoledor sobre las tablas, capaces de dejarte sin aliento ya sea por la fruición con que acometen cada escena como por la sensación de viveza con la que van de un montaje a otro.

Es así, sales despeinado de las dos horas de espectáculo. Se te pasan volando, pero se agradece que haya momentos algo más calmados (y bellos, como el de los astronautas flotando en el espacio), con otros que son pura locura como la de esos otros exploradores estelares que toman la calle en busca de formas inteligentes de vida (a veces no lo consiguen, qué pena). Inteligente sí que es el respetable que se deja malear por los cuatro chicos del escenario para participar activamente en el espectáculo. ¿Qué sería de Yllana sin un público ávido de experiencias cercanas a la muerte... por risa? Pues ahí quedan las bonitas experiencias de gente temerosa a las humedades o de chicas muy espabiladas que se dejan poner las esposas. Que Yllana siga así, queremos dejarnos atrapar por sus espectáculos una y mil veces más.

Decía al principio que este show no es lo mejor de Yllana. Recoge partes de lo más selecto de su trabajo a lo largo de todos estos años, pero ya sea en solitario o en colaboración con otras compañías, sabe sacar de la coctelera nuevas ideas con la que seguir poniendo patas arriba ciertas convenciones sociales a ritmo de humor descerebrado pero inteligente. Yo quiero brindar por ese ideal. Quiero brindar por esos 25 años de Yllana y por que sigan haciéndonos felices aunque sea con un simple gesto. Algunos no saben lo difícil que es eso.

Fotos: @zuhmalheur

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