lunes, 11 de abril de 2011

PADRES CONTRA MADRES



S
eguro que muchos de ustedes se acuerdan de aquel lacrimógeno drama de finales de los 70 en el que Meryl Streep y Dustin Hoffman luchaban por la custodia de su hijo, después de divorciarse. En la oscarizada Kramer contra Kramer, vimos por primera vez lo que después hemos tenido que sufrir en infames telefilmes de sobremesa: ¿qué pasa con los hijos tras un divorcio?

El problema de conceder una custodia le “pertenece” a la Justicia. Habitualmente, tras escuchar a ambas partes, el juez decide a quién concede la custodia de los hijos menores de edad. Es una decisión fría, calculada, donde los sentimientos se dejan de lado, donde los niños no tienen nada que decir por aquello de su edad. Se imponen criterios consuetudinarios (en la mayoría de los casos la custodia es para la madre porque en la sociedad en la que vivimos “la madre es la que cuida de los niños”, circunstancia que afortunadamente cambia con la integración laboral de la mujer y el aumento de hombres que colaboran en las labores del hogar), y no se ha centrado en una solución que podría eliminar muchos problemas, no sólo a los ex cónyuges, sino también a los principales damnificados, que en este caso son los críos.

Existen por todo el país, y ahora nace en Albacete, asociaciones de padres pro custodia compartida. Luchan contra lo que ellos consideran decisiones injustas, esto es, el otorgar preminencia a una de las partes sobre la otra, y buscan una equiparación de los derechos de disfrutar de una relación paterno-filial que consideraríamos normal.

La legislación impone restricciones para que se consiga esa custodia compartida. Una modificación a tiempo de la Ley del Divorcio, podría implicar un cambio en las decisiones de los jueces que podrían empezar a aplicar custodias compartidas con mayor facilidad, todo ello en consenso con un criterio técnico que creemos tiene que ser necesario en las vistas en que se decida el futuro de los hijos.

Dejando de lado formulismos y aplicaciones tajantes de la legislación, es necesario una perspectiva más sensible y humana del asunto. No se trata de favorecer al padre sobre la madre, no hablamos de machismo. Se trata de aplicar criterios de igualdad en busca del bienestar de los hijos.

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