domingo, 29 de noviembre de 2009

ISLANDIA (Y III): A LA CAZA DE LA AURORA BOREAL


L
os inversores comenzaron a sacar su dinero de Islandia hace un año y medio aproximadamente. Se temían lo peor. Desde inicios de 2008, la corona islandesa comenzó un viaje por la devaluación de hasta más de un 25 por ciento, mientras que el mercado de valores se desplomó hace un año. La inflación y los tipos de interés, por las nubes. La descompensación en la balanza comercial islandesa es acusada, sobre todo a causa del gasto en consumo de los últimos años. El sueño islandés se quebró, pero no había que cruzarse de brazos...

La crisis no afecta a todos por igual. Siempre hay gente buscando una oportunidad para sacar beneficios, gente que buscaba que sucediera algo así. Algunas transacciones económicas parecían más las apuestas en un juego de Las Vegas que verdaderas operaciones financieras de instituciones. Algunas voces en el país norteño apelan a que la crisis será resuelta pero recuerdan que hay que tomar medidas. Entre todas ellas la que más reluce es la unión al euro. Y precisamente la moneda de la Unión Europea tiene mucho que ver en el relanzamiento que Islandia está teniendo como destino turístico preferente de muchísimos europeos que han visto en la devaluación de la corona y en la fortaleza del euro, una oportunidad económica de visitar Islandia. Ahí está la oportunidad que algunos buscaban en esta pequeña isla del norte del continente. ¿Se sabrá aprovechar?

Pues al parecer sí. Resulta imperioso para los islandeses salir a buscar ingresos extranjeros genuinos, en reemplazo de los que la crisis se llevó. Y el turismo es una excelente alternativa para estos fines. De esta forma se espera paliar en parte el impacto de la crisis, e incentivar la inversión extranjera que tanto necesitan. Así que... démonos un paseo por la isla...

Diez razones
Una vez que hayamos decidido viajar a Islandia podemos establecer diez actividades imprescindibles para enamorarse ese país y de su capital, Reikiavik.

En primer lugar sus aguas termales. Aunque la idea de llevar bañador a un país de gélidas connotaciones como Islandia puede sonar peregrina, en Reikiavik es tan necesario como la bufanda, incluso en pleno invierno. Sólo en la capital hay 126 piscinas públicas, cifra que no está nada mal para un país de 300.000 habitantes. En verano, rara vez se alcanzan los 20 grados centígrados y, durante el invierno, la temperatura media en Reykjavik es de cero grados. A media hora de la capital, la Laguna Azul (www.bluelagoon.com) invita a flotar en sus aguas sulfurosas, una experiencia única.

El agua de Islandia no es sólo disfrute físico sino también visual. Todo el país está repleto de géiseres, cascadas, fuentes termales y otros fenómenos naturales. Fuera de Reikiavik, no es una mala opción empezar por Nesjavellir, una zona geotérmica situada en el precioso entorno del lago Þingvallavatn. En Þingvellir se encuentra el parlamento operativo más antiguo del mundo, el Alþingi del año 930. La ruta prosigue por la cascada de Gullfoss y las fuentes termales de Geysir y Strokkur, con chorros de agua caliente. Otras espectaculares cascadas islandesas que bien merecen una visita son la de Seljalandsfoss y la de Skogafoss.

Islandia al volante. Pocos países se complementan tan bien con los viajes de amor por la libertad como Islandia. Las vastas extensiones del paisaje despoblado ofrecen multitud de posibilidades para los deportes de aventura y la ciudad de Reikiavik cuenta con la oferta de cualquier ciudad europea. Para no perderse nada, lo mejor es recurrir a un coche para moverse con absoluta autonomía. La Carretera 1, de forma periférica, recorre todo el país a lo largo de 1.340 kilómetros. Apenas tiene tráfico así que, a pesar de ser la carretera principal, sólo cuenta con un carril por sentido. Fuera de ella, la mayor parte de vías por donde se puede transitar son caminos con gravilla, por lo que será mejor alquilar un 4x4 y tener cuidado con los imprevistos que puedan aparecer, como por ejemplo, ríos sin puente.

Pero hay dos acontecimientos que superan la espectacularidad del paisaje islandés. Entre los meses de junio y julio, el Sol de Medianoche, un fenómeno visible las 24 horas del día, es la atracción principal. En septiembre, comienza la temporada de la espectacular aurora boreal, ese precioso brillo multicolor que aparece en el cielo nocturno de los países escandinavos.

¿Dónde descansamos? Las opciones de alojamientos son muy variadas en todo el país y se ajustan a todos los gustos y presupuestos, desde los hoteles tradicionales a los hoteles de verano (internados acondicionados), pasando por hostales, granjas y cámpings. Sin duda, lo más pintoresco es alojarse en granjas, como las de la cadena Icelandic Farm Holidays. ¿Y en cuanto a la comida? La oferta gastronómica islandesa es variada. Muy recomendables el pescado, el marisco, el cordero y el skyr, una especie de yogur de origen vikingo. Algo más de riesgo entraña la carne de tiburón, ya que su intenso sabor no siempre gusta. En Reikiavik destacan restaurantes como Humarhúsi y Rír Frakkar, y, un poco más asequibles, Apótek y Hotel 101.

Islandia es uno de los mejores lugares del mundo para avistar ballenas, especialmente desde abril hasta septiembre. Desde escurridizas especies como la ballenas azul hasta las más populares como la jorobada. Además, la ballena Minke, la marsopa y el delfín blanco suelen acercarse a las costas islandesas.

Esencias culturales
El Reikiavik cultural. La capital islandesa acoge el Museo Nacional, lleno de reliquias del pasado, y la Casa de la Cultura, que contiene piezas como la Edda Menor, un manual de poética cargado de mitología, o la Saga de Egill, una de las obras maestras de la narrativa escandinava medieval, escrita en prosa. Para aprender un poco más sobre la isla, en Bogarnes, a 74 kilómetros de la capital, el Centro de los Asentamientos recrea las condiciones en las que tuvieron que sobrevivir los primeros pobladores de la isla.

Vámonos de compras. Aparte de los mercados de pescado y marisco, imprescindibles en un país que mira tanto al mar, Reikiavik ofrece multitud de lugares donde el visitante podrá disfrutar de sus compras. Una buena idea es acudir a Handverk Og Honnun para adquirir cerámica, vidrio y otras piezas de diseño. Por último, una vsita al barrio más de moda, el pequeño Distrito 101 -llamado así por su código postal- y su momento de auge es el viernes por la noche, cuando las calles de esta céntrica zona de unas 20 manzanas están abarrotadas. Tiendas, restaurantes, bares, teatros, galerías,... Todos esos locales tienen hueco en el 101. Y la noche se hace especialmente joven y larga en este sitio cuando la luz del sol no se apaga.

Un reportaje de Raúl Moreno y Miguel Á. Bolaños

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