Mr. Groovy and the Blue Heads. |
Iseo. |
Fuimos pecadores ya el día de antes. A pesar del fresquito santipetreño, la bocanada de calor que emanaba del escenario nos hizo despojarnos de sensaciones extrañas para esta época del año. Ya nos quedó claro que los ritmos bailables iban a ser la tónica dominante en un festival que, aquí hay que agradecer a la organización su trabajo, fue una apuesta por ir más allá de lo meramente musical. Gastronomía, educación, deporte, apoyo a la artesanía... todo fue acertado sobrepasando a los escasos fallitos organizativos que suelen caracterizar a este tipo de eventos. Pero volvamos a la música. Nos volvimos malos con un verdadero descubrimiento para el que firma estas letras: Iseo & Dodosound, dúo que mezcla el dub con el reggae, con influencias del trip hop. Proyecto musical rayando en lo minimalista con la cautivadora voz de Iseo. Cat Platoon fue el álbum con el que se presentaron en sociedad y en él se contienen temazos tan subyugantes como Frozen desert o Zombies. Cautivadores fueron también The Agapornis, banda gaditana que en poco tiempo se ha hecho un nombre capital en la escena funk y soul. Garra, poder y una propuesta que invita a bailar con un sonido surgido del escrupuloso dominio de los cánones del género. Attitude, su último disco, es buena prueba de ello.
Dry Martina. |
Lujazo para el Cadizfornia Fest que cerró la noche del sábado con el vitoreado regreso de No me pises que llevo chanclas. La banda de los hermanos Begines cumple 30 años de carrera en plenitud de facultades y con un bagaje de éxitos de los que que pocas bandas actuales pueden presumir. Un concierto de pura diversión y excitación con hits como Bolillón, Las calles de Chicago, Canario o ¿Y tú de quién eres? que invocó a las fuerzas pecaminosas que aún quedaban sin corromperse en el poblado.
Lástima de primera jornada que quedó deslucida por la lluvia torrencial que caía sobre Chiclana en ese momento. Aún así, a pesar de la baja de última hora de Aurora and the Betrayers, los esfuerzos de Malamanera y Arco quedaron recompensados por los aplausos de los valientes que se cobijaron en una de las carpas para escuchar la rumba-reggae de los primeros y los nuevos sonidos propuestos por quien liderara El Puchero del Hortelano hasta hace poco. Buen comienzo para un festival que presagiaba negros nubarrones y acabó por despejar dudas (y nubes) a base de ritmos bailables el resto del fin de semana.
Al final nos queda el regusto cálido de la buena música, de la fresca cerveza, de la alegría por haber incurrido en el mayor de los pecados con el que puede cargar el ser humano: pasarlo bien. Que nunca nos quiten eso.
No me pises que llevo chanclas. |
Fotos: @zuhmalheur
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