lunes, 27 de marzo de 2017

¿Por qué jugamos al teatro?

Foto: Virginia Sánchez.

¿Por qué juego al teatro?

Podría empezar con el plural. ¿Por qué jugamos al teatro? Pero no creo que pudiera explicarlo con el plural. Porque aún siendo el jugar al teatro un trabajo colectivo, cada cual tiene sus razones muy particulares e íntimas. El teatro, para mí, es un conjunto de soledades que se reúnen en un proyecto común. Cada cual llega y se va por caminos distintos y está por razones distintas. Pero eso es lo que lo hace grande. Da igual de dónde vengas, el idioma que hables (he estado en funciones en inglés, francés, portugués, árabe...). Nunca fue un obstáculo el idioma. Siempre lo disfruté. Tiene tantas patas el teatro, que aunque cojee de una, aún te quedan un montón para que las disfrutes.

¿Qué teatro me gusta?

El bueno. El que se hace sin mentiras, a tumba abierta. Me gusta al que se juega en grandes teatros, en azoteas, en garajes, en soportales, en patios de vecinos (mientras ves como en un balcón alguien da de comer a sus pájaros) en supermercados, en descampados, en la selva explicando que se tenga cuidado con ciertos insectos... Me gusta el bueno. Ese con el que te vas siempre con más preguntas de las que llevas y además ríes o lloras. Porque el teatro no responde a preguntas. No da soluciones. Tal vez esto sea lo incómodo. Lo que algunos/as no soportan. Porque preguntar, preguntarse, es pensar y pensar siempre es un trabajo de riesgo. Por eso siempre que ocurre algo somos los primeros en caer. Soportan aún menos que pensemos en grupo.

¿Ejemplos?

Tenemos una panoplia a lo largo de la Historia. La antigua y la actual. Pongo sólo uno reciente, de ahora mismo. Hoy es sábado en Chiclana. Ahora mismo hay pistas de fútbol abiertas para los niños y me parece estupendo. De verdad, estupendo. Pero esta noche, sábado, esta misma gente no podrá ir a 'su' teatro en Chiclana. Las dos son instalaciones municipales.  Es decir, de todos/as. Nuestro dinero nos cuesta. Pero hay una diferencia en la manera de gestionar y esa, para mí, es la clave. La gestión. Porque no se puede gestionar la cultura sólo con buenas intenciones; hace falta capacidad. Y aquí, a día de hoy, no la hay. Da igual que te hayan dado un Nobel en literatura o que tengas un cuadro en el museo, o que hayas bailado en el Real. La gestión es otra cosa. Está bien que se abran puertas de emergencias. Pero en Chiclana alguien en silla de ruedas no puede subir al escenario público. Y va para 20 años. Buenas intenciones tenemos todas, pero además hay que saber. Y si no, humildad; preguntar a quién sabe. Es tan fácil. Humildad. Por eso soy telleziano, adoración infinita a Téllez. Porque teniendo tantos conocimientos del hecho teatral, aún es mayor su modestia (se morirá de vergüenza con esto).

Ahora la pregunta sería hacia dónde va el teatro en Chiclana. ¿En lo municipal? Ni idea. No yo. Ellos. Los responsables de gestionar. Ni director/a tiene el teatro de una ciudad de 90.000 habitantes. ¿En lo privado?  Bueno, por suerte ya no es Taetro el único grupo. Para eso trabajó también Taetro y es bueno que ocurra así. Veinte años llevo escuchando en Taetro "¡¡más teatro, más teatro!!". Quizás en este tiempo de ahora cuando menos se apoya desde lo municipal sería bueno que retomemos el vono y Volumen del principio, cuando todo era un solar, y gritemos: ¡¡Más teatro!! ¡¡Más gestión!! ¡¡Más teatro!!

Y recordad que ellos/as le tienen más miedo que nosotros al público.

Manifiesto del Día Mundial del Teatro escrito por Gari León y leído (e interpretado) por Labaranda Teatro.

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