viernes, 18 de septiembre de 2015

La democracia o el arte del engaño

La democracia no es más que el gobierno de las masas, donde un 51 por ciento de la gente puede lanzar por la borda los derechos del otro 49.

Thomas Jefferson


Foto: lavozlibre.com
El 27 de septiembre será un día raro. Un día para los engañados, en Cataluña y en España. Engañados porque Rajoy y sus palmeros están poniéndoselo facilito al independentismo dando tanto pábulo a unas elecciones que al final, van a resultar que son pleibiscitarias, por mucho que el Partido Popular se empeñe en lo contrario. Engañados porque el presidente se obceca en una campaña internacional en contra de Mas y los suyos, sin saber que eso da alas a quienes creen en una Cataluña independiente. Engañados porque el PSC ni pinchará ni cortará tras los comicios... y porque por mucho empeño que le ponga, Miquel Iceta no sabe bailar. Engañados también los de Unió, la mitad de CiU que saltó del barco independentista en cuanto vio que Mas quería prostituir el acuerdo con Convergència. Durán i Lleida se sentirá como la amante despechada... aunque tendrá la conciencia tranquila de no haber participado en el desastre de Junts Pel Sí. Engañados porque un PP catalán lo fía todo a un demostrado racista para tratar de arrancar votos entre el electorado más españolista y que no se los lleve Ciutadans. Un partido, el de Rivera, que engaña también al creerse (y hacer creer a sus posibles votantes) que es la moderación encarnada en formación política. Ciutadans, que junto a Catalunya Sí que es pot, la coalición entre Podemos e Iniciativa (¿es este el modelo de alianza de izquierdas que Iglesias y Garzón nos prometían para echar a Rajoy del Gobierno?), quisieron (o quieren) ser los salvadores de la democracia y como se está comprobando, ya están perfectamente instalados en el cadencioso y normal funcionamiento de la democracia en España. O sea, igual que la casta. Engañados finalmente por un Artur Mas que para tapar las vergüenzas de su nefasta política económica y social durante su mandato en la Generalitat, se ha travestido de encantador de serpientes para engatusar a la mitad de la sociedad catalana repitiendo el mantra de que todos los problemas (¿los recortes que el mismo ha ordenado? ¿La corrupción que él mismo ampara? ¿La bajada alarmante en niveles de calidad de vida de los catalanes en los últimos años?) se deben a España.

Engañados nos hallamos. Lo que no comprendo es cómo una sociedad tan inteligente como la catalana se ha dejado alienar tan fácilmente por un tipo tan poco fiable como Mas, capaz de querer arrebatar los derechos a gran parte de Cataluña si el 27 de septiembre obtiene un voto más que el enemigo.

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