Para echarlo de comer aparte.
Empecé en esto de escribir trabajando de redactor deportivo. Ya saben. Campos de regional, de tercera, mucho deporte base y muy buenas sensaciones conociendo gente extraordinaria.
El caso es que desfallecen los Segurolas y se fortalecen los Ronceros, necesarios los primeros, prescindibles los segundos. Flaco favor se le hace al periodismo deportivo si se le dedican cinco minutos de una pieza en un informativo a analizar las caras y las risas de unos jugadores. Cinco minutos que podrían ir destinados a hablar de cantera, de deporte paralímpico o simplemente de cómo los deportistas españoles alcanzan las cumbres en deportes como el badminton o el triatlón. Pero no. Vende la última chorrada que diga tal o cual futbolista o insistir machaconamente en que Guardiola es el demonio (por cierto, de los pocos integrantes del planeta fútbol interesantes per se, más allá de su excelsa figura futbolística).
Y toda esta perorata empezó porque en el diario Marca estoy viendo estos días como una errata sigue sin ser corregida. En su especial sobre la Eurocopa, hablan de Burdeos (una de las sedes de la competición) como un "importante centro vinícula". Sí, con u. Así estamos en la profesión. Para echarlos de comer aparte.
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