jueves, 17 de febrero de 2011

CINE PALOMITERO Y CIGARRILLO EN TU BOCA


U
n día de estos prohibirán comer en una sala de cine. Se eliminarán las palomitas de maíz con pestazo (o no) a mantequilla en esos cubos gigantescos, no se permitirá la entrada de las grasientas hamburguesas de esas cadenas que usted ya sabe y los vasos inmensos de bebidas carbonatadas con sabor a cola estarán censurados. Pero probablemente, la gente siga queriendo ir a ver una peli (esta vez más tranquilo y sin aguantar el traqueteo palomitero), en una pantalla grande. Vamos, que no se acabará el mundo... salvo que lo quiera destruir (otra vez) Roland Emmerich. Así que los cines no cerrarán por muy arraigadas que estén las palomitas en nuestra cultura.

Los que sí van a cerrar el próximo día 28 van a ser los bares albaceteños. Sólo ese día. Los hosteleros están en contra de una ley que creen lesiva para sus intereses, así que prefieren que vuelvan los humos, el ambiente cargado y la mierda que dejan las cenizas y las colillas por doquier a sus establecimientos. Vale. Están en su derecho de creer que una ley que persigue un fin concreto (acabar con una práctica nociva como es el fumar en locales cerrados en beneficio de la salud de todos, incluido de los trabajadores de la propia hostelería), puesto que la creen contradictoria con sus intereses empresariales. No voy a negar la mayor. Está claro que la recaudación ha descendido en este primer mes de vida de la Ley Antitabaco, pero lo que no llego a entender es que ni siquiera se le de el beneficio de la duda. Ni siquiera una misérrima oportunidad. Antes de su entrada en vigor, ya era el enemigo.

¿Qué ocurre en otros países? Pues lo que nunca pasa (ni pasará) en este puñetero país. En Holanda quieren cerrar los coffe shops y nadie se envalentona ni nadie arma la de San Quintín. En Irlanda, los pubs cierran a temprana hora y sin humos y la caja no se resiente, e incluso en la muy fumadora Turquía ponen en marcha una legislación aún más restrictiva... y nadie se queda con los malos humos (literales y metafóricos).

Spain is different. Aquí nos gusta dar la nota y ser tremendistas. En vez de intentar comprender la ley, y lo que es más importante, cumplirla, adaptar el negocio a los nuevos tiempos y apostar por la calidad, se tira por el camino más corto: echarse al monte y criticar por criticar. Quizás falta en el sector hostelero más amplitud de miras. Probablemente deberían darse cuenta de que incluso en Albacete hay restaurantes que antes de la ley estaban llenos y que después de ella, lo siguen estando. ¿Es que un bar se llena porque tenga más humos o porque el servicio y sus productos sean de calidad? Lo siento, a mi no me cogerán.

Probablemente, el día 28 no me pueda tomar una caña, pero también es posible que al día siguiente, tampoco me la tome. Yo también quiero protestar. A ver si me dejan. Y mientras tanto, me voy a un cine con una pancarta a ver si eliminan también las palomitas.

Foto: cajondevida.com

2 comentarios:

Juan dijo...

Al cine habría que ir como a misa. Bien vestíos, duchaos, y por supuesto, nada de comer o beber en la sala. El que quiera merendar al mcdonald o de botellón. Al cine se va a ver cine. Y punto.

Miguel A. dijo...

Amén