viernes, 17 de diciembre de 2010

CUESTIÓN DE MODELO


E
n ocasiones siempre es bueno pararse a pensar en las bondades del sistema público. Pensar en lo que hemos obtenido en estos años en los que hemos construido el Estado del bienestar, y pensar también en los retos que quedan por conquistar. Nunca debemos ser conformistas cuando se trata de atención social que emana de la participación individual de cada uno, vía impuestos, en la mejora de nuestra calidad de vida.

En tiempos complicados como los que vivimos, donde algunos se entregan a una excesiva mercantilización de los servicios más básicos a través de privatizaciones sin sentido que más que beneficiar a la comunidad, buscan tapar grandes defectos de la propia gestión política, poner en valor lo que las administraciones ofrecen a la ciudadanía, tiene que ser un ejercicio de autocomplacencia (aunque bajo el signo también de la autocrítica).

El caso de la educación es uno de los más señeros. Donde en otras regiones se opta por un modelo basado en el entreguismo hacia lo privado (incluida la Iglesia y su particular sistema educativo), en Castilla-La Mancha, gran parte de la inversión se va en apuntalar el modelo formativo desde los 0 hasta los 16 años. Incluso, la apuesta por una universidad de calidad, es una de las prioridades del Gobierno regional que quiere alejar los fantasmas de la privatización de la educación, ya sea aquella que va de cara, como la que va disfrazada de modelos mixtos.

Ante este esfuerzo, que puede ser extrapolable a otros campos del servicio público, cabe preguntarse si en momentos en que se habla de recortes, de privatizaciones o de caída en la inversión pública, el apoyo a ciertas políticas sociales no debe ser más intensa. Aquí sí que debemos todos arrimar el hombro para concienciarnos en la importancia de colaborar en construir un modelo de país basado en políticas públicas y tendentes a mejorar la calidad de vida de todos. Aquí no valen medias tintas. Nos jugamos el futuro de los nuestros.

Foto: Efe.

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