lunes, 15 de agosto de 2016

Cachitos de "periodismo" XXII

Un artículo, redactado en plan crónica sociológica, pero que más parece sacado de una gacetilla de finales del siglo XIX, donde el macho alfa es el triste protagonista de una historia de amor, donde por casualidades del destino, le ha dado por asesinar con una recortada a una mujer.

Vomitivo. Aquí tienen la prueba del delito:

http://www.lavozdelsur.es/alejo-buen-vecino-en-algar-criminal-jerez

En virtud de la presunción de inocencia se pueden articular ciertos discursos, pero cuando hay un hecho tan probado como un asesinato a sangre fría, premeditado y en el que además, el asesino ya no es presunto puesto que se ha quitado la vida tras cometer el delito, no caben medias tintas: es asesino y punto. Podemos determinar que la familia no tiene la culpa de los hechos del matarife (que no la tiene), pero narrar el hecho hasta el punto de casi eliminar la culpa porque el asesino era "educado y respetado", media un abismo. ¿Dónde queda la defensa de las víctimas? Si se quiere hacer una crónica desde un mero punto de vista sociológico, ¿dónde queda la repulsa y la denuncia de la violencia?

Francamente, leyendo crónicas de El Caso hace 50 años, veía más periodismo actual que en algunos escritos de mis compañeros.

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