lunes, 12 de mayo de 2014

EL CAMINO


And my car's out back
If you're ready to take that long walk


Lo mejor de un viaje no es llegar, es el viaje en sí. Venga va, tiro de axioma ajado, sobreutilizado y de cajón para explicarles que a mi lo que me gusta de un viaje es eso... viajar. Que luego llegar a tu destino y disfrutar de tu estancia está bien, sí, pero eso de coger el coche y quemar kilómetros (bueno, mejor sería decir dejarse un pastón en combustible), a mi me resulta especialmente placentero. Eso si te gusta conducir, claro.

Por que no me dirán ustedes que no tiene su aquel coger el coche, parar en una ventita de carretera con todo el sabor a pueblo del mundo y meterse entre pecho y espalda una buena tostadita de pan del bueno con su aderezo correspondiente, disfrutar del paisaje que algunas de nuestras carreteras nos deparan o parar a echar una meadita (con perdón) en una estación de servicio y de paso comprar alguna tontería para amenizar el viaje, caso de unos Doritos o un CD de Camela.

Hace poco he tenido la oportunidad de recorrer de nuevo la A4 en una viaje relámpago a Madrid y cada vez que recorro la columna vertebral de Andalucía me parece una pasada. Una oportunidad única para conocer mi tierra, para saber de pueblos que ni conocía, para visitar rincones que en cualquier otro medio de locomoción no podría hacerlo. Incluso, y temiendo caer en la ñoñería más absoluta, llegando a encontrarme espiritualmente a mi mismo al volante y surcando kilómetros de esa autovía.

Lo dicho, todo un placer. Lástima que luego tenga que pasar por la autopista de peaje y tenga que soltar casi 15 euracos para poder entrar y salir de mi provincia. Esa provincia atenazada por la crisis y un 40 por ciento de paro y que para más inri tiene grilletes a modo de peajes para ir a Sevilla o a Málaga. Ahí se me quitan las ganas de conducir pero no las de utilizar la gasolina para quemar a alguien.

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