Uno de los primeros recuerdos claros de mi niñez es entrar en un cine de verano de mi pueblo, comprar unas pipas y esperar a que empezara una película. Supongo que iba con una de mis hermanas y el título de la película no importa. Sólo el hecho de que el cine fuera uno de mis primeros recuerdos deja claro por qué es hoy una de mis pasiones.

Lo mejor de César, aparte de que escribe sobre cine como los mismos ángeles, es que no es nada fundamentalista, pecado del que suelen adolecer ciertos críticos endiosados de este país, así que ahora que saca nuevo libro (El ojo privado, Editorial Quadrivium, con prólogo del gran Miguel Rellán), es una magnífica oportunidad para hacerse amigo de César. Porque si te gusta el cine, probablemente eso signifique que también te gustará César Bardés.
Foto: puentechico.com
2 comentarios:
Muchas gracias por la apuesta y por la entrada, Miguel Ángel. Me sonrojo y me meto debajo de la mesa a pesar de que es bastante incómodo teclear así. Para mí, lo que dices aquí, no tiene precio. ¿Sabes por qué? Porque no es muy normal que alguien que ha sido tu jefe tenga esa opinión de ti y lo diga a los cuatro vientos.
Gracias por tu amistad y por esa tremenda e inolvidable colaboración que hemos mantenido.
Un abrazo fuerte.
Es lo menos que podía hacer, ya que no puedo estar contigo en la presentación. Eso sí, prometo que la próxima vez que me acerque por Madrid te llamo antes para ver si nos vemos. Y en una cosa te equivocas. No he sido tu jefe, solo un compañero que se lo ha pasado bien leyendo tus textos. Un abrazo.
Publicar un comentario