jueves, 8 de julio de 2010

MÁS (PERO TAMBIÉN MEJOR) FERIA


L
os amantes de la Feria están de enhorabuena. Aunque la duración oficial de la principal fiesta de los albaceteños no va a variar -esto es, los canónicos diez días de rigor-, el Ayuntamiento sí que ha accedido a que el fin de semana siguiente al fin de la fiesta, las atracciones y actividades de fuera de La Sartén se sigan celebrando. Todo sea por el bien de la fiesta, por darle un respiro a las cuitas diarias de los ciudadanos y para ofrecerle una oportunidad ampliada de negocio a los profesionales que se dejan el alma por hacer de esta Feria una de las más importantes del país.

El Tercer Centenario de la Confirmación de la Septembrina como feria franca está aquí. Nuestros gobernantes insisten en que lo vivimos desde hace tiempo, aunque para el albaceteño, los fastos y boatos que han ido apareciendo en los últimos tiempos como añadidos a los días señalados de festividad no han calado mucho, aunque no le vamos a restar la importancia intrínseca que tienen todos los eventos y actividades programadas.

Sin embargo, tenemos la sensación de que la Feria es por sí misma, un evento polimórfico, poliédrico. Son muchas Ferias en una y está claro, que cada cual la vive a su forma. Si la Septembrina quiere ser considerada como un evento de primera división, tiene que trascender al planteamiento meramente festivo (que sí, que es esencial por ser su motivación original), pero nuestra Feria debe lanzar cabos hacia lo social, lo cultural y hacia todo aquello que sirva como vertebrador de la sociedad albaceteña.

Quedan dos meses escasos para que se abra la Puerta de Hierros. Trescientos años contemplan a nuestra principal celebración y se nota que en la calle hay ganas de olvidar pesares diarios para disfrutar de los encantos de una Feria, que por encima de catalogaciones más o menos honoríficas (y polémicas políticas vacías de contenido), sirve para encontrarnos con lo que realmente somos.

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