LA SENCILLEZ ENCUMBRADA

A ndrés come aparte. No lleva pendientes, no se pinta el pelo, juega 20 minutos y no se queja... Es el ejemplo. Así se lo digo a los chicos: 'Fijaos en Iniesta'. Palabra de Guardiola, después de que Iniesta diera el pase a la final de la Champions al Barça, un título que terminarían ganando los barcelonistas. Y como Pep le conoce bien tendremos que hacerle caso.

Frente al arquetipo de futbolista vedette, superstar, endiosado, divo, de peinados extravagantes, tatuajes mil, ferretería variada a modo de pendientes y caprichitos (ergo, CR9 o CR7), se yergue majestuosa la figura de un chico de pueblo, ejemplo de una cantera exitosa como es la culé, sencillo, amable, detallista, amante de lo que tiene que ser amante, en este caso el fútbol.

Andrés nos ha dado el Mundial. Cierto es que la Selección ha hecho un campeonato de dulce. Todos han rallado a un gran nivel: los que han jugado y los que no (porque estar ahí, entrenando, haciendo piña, también forma parte del día a día del grupo). Sin las paradas de Iker, los goles de Villa, el trabajo callado de Busquets, la fortaleza de la defensa, poco habríamos podido hacer. Pero el tanto de Iniesta simboliza mucho más que el primer Mundial (ojalá vengan más) para España. Es toda una declaración de intenciones del futbol de calle, de la elegancia de tiralíneas, del compañerismo, de lo estético (con ética), frente a los voceros del juego directo y del patapúm pa'rriba. Este chico vale millones. Guardiola, sabio él, le dijo un día a Xavi que estaba seguro que el 8 de la selección le retiraría del Barcelona, pero que también lo estaba de que Iniesta los retiraría a todos. Va camino de ello el de Fuentealbilla. El chico pálido que un día salió del Carlos Belmonte porque quería ser alguien en esto del fútbol. La Masía lo acogió, lo forjó como futbolista de élite. Sus quiebros, regates, jugadas de dibujos animados, sus golazos... Iniesta representa lo mejor de un deporte al que otros han escupido. ¡Bravo Iniesta! Estamos orgullosos por ti, por la Selección, porque siendo como eres, te conviertes en todo un ejemplo.

¡Iniesta de mi vidaaaaa!