lunes, 24 de noviembre de 2008

LAS JAMELGAS DE PIRELLI


I magínenselo. Una aceitosa jamelga pone morritos y se refriega con un elefante en mitad de la sabana keniata. Al otro lado un fotógrafo con pinta de viejo verde, se gana sus cuartos sacando bonitos retratos de las muchachuelas ligeritas de ropa (y de cascos), mientras el león que se acerca por la vereda las mira como si de un Hannibal Lecter cualquiera se tratase. Ñam Ñam. Mientras las modelos enseñan las tetas pensando que por unos cuantos miles de euros, los gastos pagados en África y unas buenas vacaciones después del extenuador trabajo, vale la pena ponerse en pelotas para que luego, unos cuantos viejos sebosos adinerados, puedan colmar sus más bajos instintos (meneársela, en román paladino) con las jovenzuelas del requetefamosísimo e hipermegasuperguay calendario Pirelli.


A unos cuantos miles de kilómetros, unos tipos hartos de levantarse a las seis de la mañana porque no tienen otro remedio, cogen una pancarta, se colocan una chapita o una pegatina y pillan un megáfono. También van a hacerles fotos. Algunos de ellos tienen las manos aceitosas, llenas de caucho, negras... Trabajan con neumáticos. Click. Foto por aquí. Click. Foto por allá. Cientos, miles de fotos al cabo del día. Seguro que si abren cualquier periódico al día siguiente, alguno de sus caretos se pueden ver en cualquier página. Mientras ellos se hacen fotos bien vestidos porque hace un frio de cojones, desde la ventana de un rascacielos cualquiera de Milán, un directivo de Pirelli con mirada aviesa, observa el horizonte pensando en que va a echar a la puta calle a unos cuantos de sus empleados. Revisa las cuentas. Mantener la plantilla... tantos millones. Hacer el calendario de las jamonas... tantos millones. ¿Qué conviene más? El calendario... que para eso cada vez que sale, aparece en todos los telediarios, radios, periódicos, etcétera. Total, los trabajadores solo salen con sus pancartas, sus chapas y sus pegatinas cada vez que hay que echarlos y eso es de muy de cuando en cuando. Así que, a la calle. Los currantes por su parte, piensan que sí que vale la pena seguir levantándose a las seis de la mañana para irse al tajo, protestar porque le dejan con una mano delante y otra detrás y no saber cómo salir de esta.

A muchos kilómetros de allí, las jamelgas siguen posando y sacando morritos. El viejo verde del fotógrafo se lo está pasando pipa. "Ponte una mano delante y otra detrás", le grita a una rubia de bote. Ella obedece. Otra tia pagada por Pirelli que tiene que hacer eso para que la vergüenza no se le suba a los mofletes. "Hemos acabado. El lunes por la mañana en Londres os darán la paga y hasta el año que viene". Lejos de allí, ateridos y preocupados, los empleados de Pirelli reciben un calendario para 2009 con la fecha de su despido marcada en rojo. Y ni siquiera sale una teta.

4 comentarios:

tequipui dijo...

Pues no te digo que no. Pero lo de los calendarios de jamonas en las cabinas de los camiones y en los talleres mecánicos, es como… el sol y sombra, la tortilla de patata y el jamón (pero esta vez con tocino). En fin, que no deja de ser un tópico típico, ya dentro de nuestra étnica historia. Además, cuando estás en esos talleres es casi preferible mirar la ya amarillenta chica de febrero del año 1998, que pensar en la puñalada de minuta que te van a dar, te pongas las manos por delante o por detrás.

Miguel A. dijo...

Una cosa es la jamona de almanaque amarillento y otra cosa las maniquíes pirellianas escuálidas...

tequipui dijo...

pues eso, el jamón con TOCINO... sin pasarse, pero con tocino.¡Como debe de ser!

Jesús Aragón dijo...

yo propongo un calendario de pepitas calderonas, con sus buenas pechugas con salsa, sus muslos de experiencias periodisticas y sus cejas pintadas con brocha gorda....


seguro que arrasamos en los kioskos...

un abrazo a los locales que tengo descuidados y a los visitantes que se lanzaron a la conquista de esos mass media de dios...


jesus

www.mibarataria.blogspot.com

PD. Que digo yo que me podrias linkar ¿no?..yo ya he hecho lo propio