domingo, 27 de mayo de 2018

La consagración de la primavera

La doncella fue secuestrada al inicio de la primavera. Debía danzar hasta la muerte con tal de obtener la benevolencia de los dioses al comienzo de la nueva estación. La primavera impulsa, potencia, intensifica las emociones. Surge y florece, aromatiza y vence a los fríos invernales. La danza se hace patente, la música suena, la alegría triunfa. La muerte muere...


Stravinsky compuso hace un siglo La consagración de la primavera, uno de sus ballets más innovadores (casi da un pasmo al entendido público parisino de la época cuando se estrenó) como simbolismo de la ruptura entre dos tiempos opuestos: lo frío y lo cálido, la oscuridad y la luz, la muerte sojuzgada por la vida. Lo que allí fue con danza, lo revivimos hace unos días en el Moderno de Chiclana con la voz, poderosa, desacomplejada y cálida de Musgö, en su segunda aparición sobre las tablas del teatro municipal. La primavera como excusa temática para ofrecernos el florecimiento de una artista única, alejada de tópicos y tipismos y asentada en una carrera en la que cree firmemente. Esta vez, acompañada por una banda solvente, acompasada y que cubrió de capas sonoras la música que Mar Gabarre impone desde su arpa y dirige con su voz y su carisma.

El homenaje que la artista chiclanera ofreció a la primavera se basó fundamentalmente en versiones de temas clásicos del pop y el rock. Sin embargo, disfrutamos de canciones que tomaron vida propia en manos de Musgö. Desde la balada romántica de Elvis Presley hasta el rock progresivo de Pink Floyd (emocionante y vibrante cover de Breathe), pasando por el pop ochentero de Korgis y arribando al rock comercial de los 4 Non Blondes (su archiconocido What's up fue un digno colofón a un espectáculo imperdible). Todo sonó distinto en un concierto de sensaciones, de pulsiones y de generalizado optimismo. Las bases rítmicas, la guitarra limpia y magnífica, el cello y la flauta, organizaron un festín sonoro en torno al arpa de Mar, que siendo protagonista, en ningún momento empacha. Todo lo contrario: su sonido hipnótico hace que nos olvidemos que estamos ante un instrumento único. El ensamblaje de la banda fue perfecto, los mantos sonoros se superponían con maestría. Algo bueno tenía que salir de ahí.

Y el espectáculo fue encaminándose hacia el final con alguna incursión en temas propios de Mar que no desentonaron para nada en un set list precioso y preciso. Todo un regalo de vida. Toda una declaración de intenciones. Puro homenaje a la primavera.

La doncella no dejó de cantar. No cesó de tocar su arpa. Las flores de abrían a su paso. El camino serpenteaba alegre hacia una luminosa realidad que presagiaba un futuro certero. Un futuro en el que la música se escribe con la letra que compone Musgö. Sea.

Fotos: @zuhmalheur
Fuente: www.berenjenacompany.blogspot.com

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