viernes, 18 de noviembre de 2016

El destino burlado

Al rey moro de Chiclana le pesa la corona de tanto pensar cómo hacer para gobernar sus estados, sus taifas, coras o lo que sea que fuera Chiclana en aquellos años. Aunque él más que en regir los destinos de sus súbditos, le interesa la comida. Por eso luce prominente barriguita cervecera (cerveza no, que para eso es musulmán y guarda las enseñanzas de la fe de Mahoma, aunque no si se trata de zamparse una berza con tós sus avíos). Pero Sidi Alcuscús el Makla III, que así se llama el fulano, ve cómo se le tuercen las cosas al darse al bebercio sin moderación. Si es que no sabe qué es lo que se mete en la boca.

Su reina, doña Harira es inflexible pero cándida. Cándida cuando ve a su antiguo amor por los matorrales y quiere tocarle el pirindolo. Si es que en eso Mahoma, no dejó escrito nada claro y por eso, en el mundo musulmán, casa tan bien la poligamia... Poligamia, sardinas, te de la India... Espera, esto me suena de algo...

La capitana, con su acero bien ceñido a la cintura, se muestra también un poco disoluta en cuanto ve en lontananza a algún rubito. No se la puede dejar sola en custodia del reino puesto que en seguida se le cuela cualquiera. Cualquiera con una parla que no veas porque...

...en cuestiones de morería, siempre hay una cristiana cautiva. Pero en los romances románticos de mucha tragedia y algo de amor (vamos, los de siempre), las cristianas cautivas suelen ser muy pero que muy tontas. Esperando que vengan a salvarlas y a restaurar el honor mancillado no se quién. Pero no, la de este drama, es muy pesada... la dama, digo. Tanto como una compañía de teatro que hay por aquí, llamada La Pata Física que a fuerza de una, va y estrena dos obras en el mismo año. Cansinos que son...

Nada cansina, pero sí enigmática es la leal pero celosa Galila, maga del lugar que con sus pócimas y unguentos trata de arrimar el ascua a su sardina (uy, sardinas otra vez), pero con escaso éxito. Hace sus truquitos de feria incluso para conseguir su fin, pero la muchacha se queda empantanada por la locura de amor que padece. ¿Qué tendrán los rubitos, oiga?

Ah, ya caigo. Rubitos como él solo hay uno. Aunque en la escena vemos a dos. A ver si me explico, qué tonto que es uno. Es uno... el marqués. Pero es otro, porque va disfrazado, vestido de buhonero o algo así. La cosa es que el sujeto se lía con las "predicadas" y no veas la que forma en la escena de esta muy romántica obra de teatro que es El rey moro de Chiclana o las burlas del destino.

Ah y se nos olvidaba comentar el papel fundamental, preciso, ordenado, conciso y sobre todo, perfectamente claro de la juglaresa de corte que mantiene al público en todo momento informado de lo que acontece sobre las tablas. Ella es así. Y con ukelele, como Marilyn en Con faldas y a lo loco.

En fin, que si ustedes no se han enterado de nada... mal por ustedes porque eso significa que no estuvieron en el estreno de esta romántica obra. Pero no se amohínen. Tienen una nueva oportunidad el día 24 de noviembre a las 20.30 horas en la jerezana Sala Paúl. Allí, estos descerebrados de La Pata Física se lo contarán todo con detalle y con todo el romanticismo del mundo.

(Foto: Paco López).

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