lunes, 13 de junio de 2016

En Cádiz hay muchos maricones


Y en Madrid, Cuenca, Calasparra, Chiclana, Moscú... y en Orlando, aunque desde hace un par de días hay unos cuantos menos debido al fanatismo, al odio y a las balas.

Digo lo de Cádiz porque históricamente se ha dicho que en la ciudad en la que nací siempre ha habido mucho marica suelto. Desde siempre. Bueno, no desde siempre. Fundamentalmente, el mito surgió en el siglo XIX cuando el entonces gobernador civil de Cádiz, Pascual Ribot, legalizó en la provincia la prostitución masculina y claro, la capital con su puerto era el sitio más proclive para que la población homosexual creciera. Lo cierto es que la norma fue muy progresista para la época porque incluso los prostitutos tenían seguro médico aunque a la par, también tenían que pagar impuestos. Al lío. Por eso siempre Cádiz ha tenido esa especie de sambenito de ser una ciudad más mariquita que otras, pero ya ven. Mariquitas hay en todos lados. Por cierto, si quieren ampliar un poco la información, pinchen aquí.

También hay gilipollas en todos lados. Incluso en Cádiz. Un día antes de la masacre del bar Pulse en Orlando, donde por si ustedes no lo saben, han muerto medio centenar de personas (sí, también eran gays pero eso es secundario), se paseaba uno de estos gilipollas gaditanos precisamente por el sitio de Cádiz donde históricamente paseaban más homosexuales, el Muelle (para los foráneos, así llamamos nosotros al Puerto de la ciudad). Este tonto supino se grababa con el móvil después de haber salido del gym de "hacer piernas" -porque lo de "hacer neuronas" no lo tenía contemplado en su agenda diaria-, y señalando la bandera arcoiris que ondeaba en la plaza de Sevilla, arremetía contra el alcalde José María González, instándole a cambiarla por la bandera de España, la rojigualda. Y lo hacía con una riqueza del lenguaje inusitada, habida cuenta de la gilipollez mostrada por el personaje, es decir, insultando a la comunidad gay, a la máxima institución de la ciudad, a todos los gaditanos que pregonan que Cádiz es cuna de la libertad y de paso, insultando al buen gusto.

Este tipo de personajes es el que hay que combatir, no porque vayan a liarse a tiros en un bar de gays cualquiera, aquí o en Orlando. Sino porque demuestra qué es lo que falla cuando hablamos de homofobia. Y lo que falla se encuentra en la base de nuestro sistema: la educación, tanto la que viene dada por la formación que se nos enseña en la escuela, como la de valores que debe ser estipulada por la familia. Y ahí es donde fracasamos estrepitosamente. Esa Educación para la Ciudadanía que la derecha se cargó por creer que era una mala influencia para nuestros jóvenes, era una herramienta fundamental para el desarrollo en valores de nuestra sociedad.

Y desde luego no ayuda para nada el machismo y la homofobia latente en la sociedad: en la política, en el deporte, en la religión. El terrorismo no solo se comete con balas. Las ideas suelen ser muy peligrosas y en este caso, se demuestra prácticamente cada semana.

Es triste lo de Orlando. Es triste también que un chiquillo de 14 años se suicidara hace unos meses en España por sentirse "diferente". Es triste esa idiocia que hace del hombre un ser que tiene que ser macho para demostrar no sabemos muy bien qué. Es triste que para colmo, haya gilipollas en Cádiz que busquen la fama buscando gresca.

En Cádiz hay muchos maricones. Afortunadamente la mayoría saben que antes que eso, son seres humanos como tú y como yo.

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