martes, 11 de mayo de 2010

HAITÍ PASA DE MODA


A
veces tengo la sensación de ser obrero en una fábrica de montaje. Pasa el producto por mis manos, le pongo un tornillo y se lo paso al siguiente para que remate la faena. Así sucede con ciertas noticias. Llegan impactando, las cogemos, las tratamos, las sobamos, le sacamos el jugo, le ponemos el lacito y le damos boleto. El periodismo de hoy se ha acostumbrado a un desacomplejado taylorismo que despoja de todo rastro de humanidad la labor realizada.

Los ejemplos son numerosos. Las aperturas de hoy son breves o simples notas a pie de página en la edición de mañana. Algunos asuntos trascienden. Les damos publicidad, buscamos el “reportaje de interés humano”, llamamos a las conciencias colectivas e individuales, añadimos unos puñados de miseria ajena adobada con datos de aquí y allá y ya tenemos distracción para unos cuantos días e incluso semanas. Sucede cada vez que nos tenemos que enfrentar a una gran catástrofe, como es el caso del terremoto de Haití. Abran cualquier periódico y cuenten las noticias, las veces que mencionamos a ese país en nuestras páginas. El ritmo de la actualidad que dirían algunos. Ya no es noticia el terremoto, ni los miles de muertos, ni el despliegue hollywoodiense de los chicos de Obama, ni la ayuda internacional. Sin embargo, allí sigue la vida (y la muerte). La ayuda se sigue repartiendo más mal que bien. La gente sigue palmándola porque lejos de mejorar la situación, Haití no levanta cabeza. Las ruinas siguen siendo el paisaje predominante mientras que el “mundo civilizado” empieza a mirar hacia otro sitio en busca de otra desgracia en la que podemos sacar a paseo nuestra compasión 'primermundista'. Nuevas catástrofes vendran y volveremos a iniciar el mismo ciclo. Así son las cosas.

La mercancía ya está entregada. Mientras en Haití intentan sacar la cabeza entre los escombros, los periodistas de ese otro mundo, buscan nuevos argumentos. Créanme, parece miserable. Es miserable, pero es lo que hay. En estos casos también mandan las modas. La colección de primavera-verano ha relevado a la del trágico invierno. Los ropajes de ayer ya adornan nuestras repletas papeleras camino del punto de reciclaje más cercano.

2 comentarios:

Jesús Aragón dijo...

completamente de acuerdo con tu análisis periodístico,... yo tb pienso que a veces, esos tornillos deberían estar cambiados de posición...

un abrazo y a ver si en feria nos vemos y nos agarramos una buena cogorza, como dios manda, con moscatel de Chiclana..

Miguel A. dijo...

Tú y yo sabemos bien lo que se sufre por no hacer algo más digno con nuestra profesión... En cuanto lo del moscatelito, cuando tú quieras... pero no en feria que no voy... A partir del 16 de julio estaré por Chiclana...